A pesar de las lluvias intensas de los últimos días en la Sierra central, el riesgo de incendios forestales persiste. Estos incidentes han sido particularmente un gran problema en la provincia de Cotopaxi.

Según los primeros reportes, 35 hectáreas de bosque y pajonales se consumieron entre el jueves y viernes pasados en las parroquias Toacaso y Mulaló. Las precipitaciones de la noche y madrugada del viernes ayudaron a mitigar los daños, pero los organismos de socorro se mantienen en alerta.

Las llamas afectaron a los sectores Ticantilín, San Ramón y Guangalo Grande. La fauna y flora del páramo de Moruco, en la cara sur del Cotopaxi, fue afectada.

Tras horas de lucha, los socorristas impidieron que el fuego alcanzara una vivienda del sector.  
Ángel Baño, jefe del Cuerpo de Bomberos en esta provincia, explicó que en las emergencias intervinieron 21 integrantes de la casaca roja de Latacunga y 2 de Pujilí.

Además se tuvo la ayuda de 65 miembros del Ejército, 20 de la Policía Nacional, 20 colaboradores del Ministerio de Ambiente, 20 de la empresa maderera Aglomerados Cotopaxi (Acosa) y 20 moradores del sector.  Es decir, unas 200 personas colaboraron para sofocar las llamas con el apoyo de 2 autobombas. Los moradores y ayudantes civiles emplearon también ramas.

Ante estos acontecimientos, los participantes de la mesa técnica de Seguridad y Riesgos, coordinada por el GAD Municipal de Latacunga, se declararon en sesión permanente y en espera de las resoluciones que adopte el alcalde  Patricio Sánchez.

Baño aseguró que el principal inconveniente, al momento de combatir los incendios, es el cambio continuo en la dirección de los vientos. Este factor propagó el fuego y evitó que se identificaran las posibles causas de los siniestros.

Sobre este asunto, Mario Cerda, coronel de Policía, dijo sospechar que los incendios fueron intencionados, pues los 3 empezaron casi al mismo tiempo.