Publicidad

Ecuador, 11 de Febrero de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Publicidad

Comparte

Se encuentra a un costado de la vía ambato-baños. Allí existen al menos 50 comedores populares

El barrio ambateño que cambió la agricultura por la gastronomía

La mayoría de comedores abren sus puertas a partir de las 17:00. Son considerados negocios familiares, pues las tareas se reparten entre padres, hijos y abuelos. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
La mayoría de comedores abren sus puertas a partir de las 17:00. Son considerados negocios familiares, pues las tareas se reparten entre padres, hijos y abuelos. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
-

Una de las actividades económicas y productivas predominantes en Ambato, desde la llegada de los colonos europeos, ha sido la agricultura.

Sectores como Izamba, Huachi Chico, Huachi Grande, Quisapincha, Terremoto, Puerto Arturo, Ficoa, Miraflores y La Joya, se convirtieron en prósperos semilleros y huertos frutales tras la llegada de miles de migrantes andaluces que se establecieron en la ciudad durante la primera mitad del siglo XVII.

El barrio La Joya, ubicado en el sur de la ciudad y a un costado de la carretera que conduce hacia el cantón Baños de Agua Santa, se convirtió en un inmenso vergel. Allí se cultivaba manzana, pera, capulí, durazno, claudia, mora, guaytambo, frutilla y hasta uva.

Hasta 1965 de esta localidad salió gran parte de los productos que decoraron las carrozas de las primeras ediciones de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, tras el devastador terremoto que dejó en ruinas a la urbe el 5 de agosto de 1949.

Si bien en la actualidad aún se cultivan algunos de estos productos, el paisaje del lugar ya no es el mismo. Los árboles de eucalipto, manzanos, naranjos, perales y otros coloridos y olorosos arbustos que decoraban el sector ya no adornan las calles.

Hoy en día, el incesante humear de chimeneas, fogones, hornos y cocinas de leña dan la bienvenida a los visitantes. De un gigante huerto frutal en el siglo XVIII, el barrio La Joya se ha convertido en la actualidad en un ‘bastión’ gastronómico que ofrece a los comensales, propios y extraños, casi todos los platos típicos de la Sierra.

Caldo de 31, yahuarlocro, aguado de pollo, sopa de verduras y varias clases de consomé  son algunas de las especialidades gastronómicas por las que el sector es muy popular, no solo en la capital tungurahuense, sino en toda la región.

Cambio de actividad

Según relatos de varios ancianos del lugar, la preponderante ocupación agrícola de la localidad fue relegada a segundo plano por varios factores.

Uno de ellos fue la migración masiva de la población hacia el casco urbano de Ambato en 1984. Esto tras la devastadora sequía que ese año arruinó casi todos los cultivos del sector y otras zonas agrícolas de la ciudad.

Mario Salazar, agricultor de 85 años, explicó que debido a esto gran parte de los comuneros decidieron cambiar de actividad económica. “Ambato soportó una de las peores sequías durante ese año. Esto motivó a que muchas personas vendan sus terrenos y se muden al centro o que aquellas que permanecieron en el lugar se dedicaran a actividades metalmecánicas y de carpintería, al comercio y a la cerrajería”, dijo.

Justamente la primera y última actividad —añade el anciano— tomaron fuerza por el desarrollo de la industria carrocera y automovilística que se estableció en la zona alta entre 1985 y 1987.

Otra de las razones que motivaron al abandono de las labores del campo fue la ampliación de la carretera que conduce desde la capital tungurahuense hasta el cantón Baños. Si bien esta carretera existe desde hace más de 50 años, hasta mediados de los años ochenta no pasaba de ser un camino lastrado muy rudimentario y vulnerable a robos.

“La apertura de la vía dividió grandes cultivos. Si bien la obra benefició al sector, también despertó la necesidad de abrir en el lugar negocios como tiendas de abarrotes, hoteles y  almacenes de ropa, entre otros, para satisfacer las necesidades de los viajeros”, señala Vicente Méndez, habitante del lugar.

Despunte gastronómico

Los primeros restaurantes y picanterías abrieron sus puertas en 1987. Uno de ellos fue el comedor Comida al paso, de doña Mercedes López, octogenaria ambateña dedicada a la gastronomía desde los 15 años.

Entre risas, ella cuenta que nunca imaginó tener tanto éxito con la venta de platos típicos debido al trasfondo agrícola del lugar. “Con mi madre y hermana menor decidimos abrir el local debido a que la agricultura dejó de ser una actividad rentable. Lo hicimos con temor al fracaso, pero, gracias a Dios, la fama del buen sabor de nuestros platos trascendió al sector transportista”, dijo.

En 1990, allí ya existían 20 restaurantes, en los que se puede comer fritada, hornado, carnes asadas, llapingachos, chugchucaras, mote, seco de chivo, guatita y toda clase de caldos, pero la especialidad del lugar son los chinchulines.

Los principales componentes de este plato son el intestino y el estómago de bovino asados, acompañados de papas enteras y salsa de maní o de semillas de zambo.

Está disponible en los 50 comedores que hoy en día existen en el barrio. Tiene un valor de $ 1,50. “El sabor es incomparable. Varios médicos que aquí han comido dicen que el intestino de vaca asado puede ayudar a reducir las molestias gástricas de personas de todas las edades”, señala Francisco Morales, dueño de una picantería.

Horario

Existen locales que ofrecen desayunos y almuerzos, pero la mayoría de restaurantes abren sus puertas a partir de las 17:00.

Los propietarios y empleados de estos comedores preparan la comida desde las 10:00. Un aproximado de 200 personas degustan de estas especialidades cada día. (F)

DATOS

Otro de los platos típicos que allí se puede degustar es el chicharrón con chochos. Tiene un costo de $ 1 y los comensales que más lo solicitan son los estudiantes de colegio.

Además de los transportistas y turistas, entre los comensales están funcionarios públicos, universitarios, colegiales y padres de familia, de entidades estatales y centros educativos cercanos.

Cada local cuenta con parqueadero. Es posible estacionar los vehículos en la vía a Baños, pero debido a que allí han ocurrido varios accidentes de tránsito, cada restaurante cuenta con un parqueadero propio.

Existen platos típicos cuyo precio supera el $1,50, pero el 80% de los platos típicos que allí se ofertan tiene ese valor. Entre ellos están los caldos de 31, aguado de gallina, chinchulines, ubre asada, caldo de pata, etc. (F)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media