Más de 50 casos han ocurrido entre enero y octubre de este año
El aumento de suicidios en Ambato motiva una minga por la vida
Hace 5 años un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló que los ambateños eran “los más felices dentro del ámbito económico en Ecuador. En la escala del 1 al 10, Ambato registra 6,58 puntos”. La investigación en aquel entonces no convenció a todos.
En el último lustro esa aparente felicidad se enfrenta con un problema social que preocupa a todo nivel: los suicidios motivados especialmente por problemas familiares, sentimentales y económicos afectan por igual a jóvenes y adultos de ambos sexos. No importa si es gente de la ciudad o de zonas rurales.
Según los datos de la Gobernación de Tungurahua, en lo que va del año más de 50 personas se han autoeliminado en diversos cantones de esta provincia como Píllaro, Ambato, Pelileo, Cevallos y otros.
Quienes atentaron contra sus vidas lo han hecho en silencio, sin comentar con nadie sus intenciones o en algunos casos han dejado una breve carta que explicaba a medias los motivos de ese proceder.
Sin embargo, la mañana del lunes 12 de octubre de 2015, la actuación temeraria de un hombre evidenció este problema ante las cámaras de los medios de comunicación regionales y nacionales.
El tránsito vehicular y peatonal en el sector de El Socavón, al norte de Ambato, fue interrumpido violentamente por un hecho inusual. Eran las 09:40 y la noticia que se difundió como reguero de pólvora por las redes sociales alcanzó el nivel de escándalo en pocos minutos.
DATOS
Si nota que su amigo o familiar está triste o ha tenido pérdidas familiares o sentimentales, busque el diálogo. Hágale saber que usted está allí y que no está solo.
Haga que esa persona sepa que quiere apoyarle. Busque ayuda profesional. Cualquier declaración escrita o verbal que diga “Me quiero morir” o “Ya nada me importa” debe tratarse con seriedad.
Los suicidas sienten que han tratado de contar su dolor, pero que nadie los oye. La clave para ayudarle es que deje de sentirse invisible. Aunque parezca contraproducente pregúntele de sus intenciones fatales.
Cuando un adolescente comenta o admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse. Escuche sin juzgar, pues lo que realmente está diciendo es “Necesito tu amor y atención porque siento mucho dolor y no logro detenerlo yo solo”.Un hombre joven había trepado a los rieles del tren, sobre la calle Julio Enrique Paredes, y desde allí amenazaba con colgarse del cuello con una soga que ya había atado en uno de los durmientes.
Bomberos, paramédicos y policías, coordinados por el ECU911, arribaron rápidamente y desde 2 lugares trataban de convencerlo de que desistiera de su intento.
Pero el sujeto se hallaba al filo de una saliente de tierra situada bajo la línea férrea que descansa sobre el puente a más de 6 metros del asfalto. Una ambulancia fue estacionada a 20 metros.
La situación se volvió tensa. Los camarógrafos con manos temblorosas trataban de obtener la mejor toma del incidente.
El desenlace se aproximaba y se precipitó cuando un policía trató de aferrar con fuerza al hombre que gritaba frases incoherentes con voz alcoholizada.
Saltó. El golpe de sus pies contra la vereda se escuchó por 2 segundos. Enseguida los paramédicos lo evaluaron: seguía vivo y lúcido.
Y cuando creían que había pasado lo peor, el suicida se soltó del grupo y corrió hacia el río Ambato para lanzarse a las aguas que habían crecido notablemente con las fuertes lluvias de los últimos días.
No lo consiguió. Una docena de manos lo capturó y poco después se marchó en la ambulancia. Ese fue el epílogo de un acontecimiento que dejó pasmados a todos. “Tiene un agudo cuadro de depresión”, sentenció Alicia Pico, psicóloga clínica del ECU911.
¿Efecto de bola de nieve?
Lo que ocurrió en El Socavón guarda relación con otros hechos violentos.
Por eso, para abordar este problema social, la Gobernación de Tungurahua planifica la campaña denominada ‘Minga por la Vida’.
Un esfuerzo social que involucrará a instituciones públicas y privadas, pastores, sacerdotes, psicólogos y más para llegar con capacitaciones, acciones preventivas y ejercicios de motivación a padres de familia y estudiantes.
“Se fijaron rangos de edad para la atención, que van de 11 a 30 años, ya que tras un estudio son las edades que más se sitúan en los índices de intentos y suicidios consumados”, explicó Lira Villalba, gobernadora, tras reunirse con el COE para tratar específicamente este tema.
Mientras esto ocurre, el lunes 13 de octubre de 2015, el cadáver de una mujer de 58 años fue hallado pendiendo de un árbol de capulí en mitad de un plantío de alfalfa en El Manantial del cantón Cevallos.
En cambio, el miércoles 14 de octubre, una chica de 14 años decidió terminar con su existencia en el sector Pasochoa de la parroquia Ambatillo.
Sus familiares la encontraron colgada de la viga de su dormitorio. Usó una bufanda. Para la psicóloga ambateña, Ruth Cobo, en el Ecuador no hay prevención en lo referente a la salud mental.
Según ella, se hacen cruzadas para casi todo, pero no para este aspecto también vital que podría convertirse en un problema de salud pública si las cifras siguen en aumento como parece ser la tendencia por los hechos descritos.
“Las cifras de suicidios son alarmantes y eso nos lleva a una reflexión: ¿cuáles son las frustraciones de la población y los vacíos existenciales que están padeciendo?, ¿hasta qué punto el ser humano está tan cosificado que se está olvidando de aspectos trascendentales como los valores espirituales y del alma?”, cuestionó Cobo.
“Yo invito a la población a desmitificar la palabra psicología y dejar de asociarla con la locura. Si una persona va al psicólogo no significa que ha perdido la cordura.
Un psicólogo es un humanista que se dedica a analizar una crisis para que no derive en una situación violenta como un suicidio, pues no se puede prever las consecuencias de una depresión aguda”, explica la especialista. (I)