La madrugada del  16 de marzo en la vía Bucay – El Triunfo, un autobús perteneciente a la empresa de transportes Flota Pelileo sufrió un grave accidente en el que perdieron la vida 13 habitantes de ese cantón tungurahuense.

 Ha pasado más de un mes desde aquel día,  y los amigos y familiares de las víctimas afirman que han visto trastocadas sus vidas por ese hecho.

Uno de los casos es el de Natasha Villafuerte Ulle, de 20 años,  quien perdió a cinco miembros de su familia, incluidos sus padres.   “Son tres heridos y cinco familiares muertos de mi familia: mi padre, mi madre, dos tíos y una prima de mi mama”, manifestó  Villafuerte. 

Actualmente, ella vive con su abuelita y sus dos hermanos mayores, de 23 y 26 años,  en la  casa que compartía con sus progenitores.

Natasha no está estudiando en la actualidad, pese a que  antes de que sucediera el accidente, rindió las pruebas para ingresar a la universidad y las aprobó.

“Si mis padres estuviesen vivos, yo ahora estaría estudiando Contabilidad y Multimedia en Riobamba, pero debido a la tragedia, mis planes de educarme se quedaron truncados”, relató mientras su mirada se dispersaba a través de una ventana y sus ojos se iban humedeciendo paulatinamente.

Los padres de Natasha, Luis Gonzalo Villafuerte Lindo, y su esposa Rosa Ulle Villena fueron fundadores de la Asociación Tierra Azul, creada hace 12 años en el cantón, y se distinguían por ser  de los mejores confeccionistas de jeans.

Por ello, el negocio de la familia Villafuerte Ulle era próspero, pues  solventaba los estudios de sus tres hijos y mantenían sin mayores complicaciones el hogar.

Ahora, la familia tiene puestos  los ojos en Natasha para que continúe con el legado de sus padres,  pues sus dos hermanos mayores ya casi han terminado sus estudios. 

“Mi tío, que vive junto a mi casa, nos ayuda, pues eran  mis padres los especialistas en la producción y confección de las prendas. Ahora tenemos una empleada que sabe del tema y con el apoyo de mi tío, estamos saliendo adelante”, afirmó la muchacha.

No obstante, el futuro de Natasha es incierto, pues aún no sabe si podrá tener una carrera universitaria o se dedicará a la confección de jeans como lo hicieron sus padres. 

“Sí quiero continuar con el negocio que mis padres me han dejado, pero al mismo tiempo quiero estudiar. Siempre he querido graduarme de la universidad porque, por otra parte, no creo que toda la vida viva de este negocio. Así que no puedo responder ni una cosa ni otra; el futuro es incierto. Solo pido a Dios fuerza y consuelo. Este mes sin mis padres ha sido difícil, muy difícil”.

Pero no solo la vida de Natasha cambió. En  Pelileo todavía es posible ver cintas negras colocadas en los almacenes de los comerciantes que perdieron la vida, y  a los heridos se los mira todavía acudiendo a terapias de rehabilitación, mientras que dos personas aún están asiladas en la ciudad de Guayaquil en centros de salud recuperándose, ya que su estado estuvo a punto de comprometer sus vidas.

La esposa del tío de Natasha, Vicente Ulle,  también resultó herida en la tragedia y en la actualidad,  no está rehabilitada del todo pues, según dijo, aún  le duelen las clavículas y las costillas.

El hombre manifestó que   el  seguro obligatorio para accidentes de tránsito (SOAT)  ya fue repuesto a los deudos de cada víctima mortal.

El SOAT entregó, a través de Seguros Colonial, 3.000 dólares a cada uno de los 26 heridos y 5.400 dólares a los familiares de los fallecidos.

Por otra parte, la empresa de transporte Flota Pelileo entregó  una ayuda de 5.000 dólares a ocho de las 13 familias de los fallecidos. “La ayuda la estamos entregando a los deudos según ellos vayan haciéndonos llegar los papeles que requerimos, que son los mismos que se necesitan para cobrar el SOAT”, afirmó Vinicio Pérez, gerente de la empresa de transporte.