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El Telégrafo
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En aquel tiempo había 150 familias españolas establecidas allí

El 11 de octubre Ambato cumplirá 255 años de la erección como Villa

Foto cortesía de Perdo Reino / El Telégrafo.
Foto cortesía de Perdo Reino / El Telégrafo.
21 de septiembre de 2014 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, historiador/cronista oficial de Ambato

Hay 2 testimonios históricos para la erección de Ambato en villa. Uno, el 25 de octubre de 1756 y el otro del 11 de octubre de 1759.

“Por parte del asiento de San Juan Bautista de Ambato, provincia de Quito, se me ha presentado los documentos de justificación, que pasan de 150 las familias de españoles establecidas en él. De 4 mil mestizos los que tienen casa en las poblaciones de su distrito; y de 6 mil indios; que solo en el asiento hay una iglesia parroquial, con 2 ayudas y un convento de San Francisco.

Que los otros pueblos tienen 5 curatos con 8 anexos; que excede de 20 mil pesos el producto de los tributos, alcabalas, bulas y estanco de aguardiente, que cada año percibe la Real Hacienda.

Además del importe de otros ramos de donde se pagan los estipendios de los Curas, y salario de jueces, y que es imposible, como tiene acreditado la experiencia, se administre justicia a este crecido número de personas por los Alcaldes Ordinarios ni el Corregidor de Riobamba (a quien está sujeto el asiento) mediante su distancia, ni tampoco por el Teniente de Corregidor que en él nombra mi Virrey de Santa Fe.

Esto a causa de hallarse muy ocupado en la recaudación de los reales tributos; y así mismo se ha expuesto que por estos motivos se ocurrió a mi Audiencia de Quito para que se erigiese en villa aquel Asiento, y crease los oficios de Ayuntamiento que sobre los que ya hay faltasen para componer Cabildo formal, en que se pudiesen nombrar todos los años Alcaldes Ordinarios.

Igualmente se ha manifestado que mediante esta resolución y por evitar dilaciones, ocurrió con la misma solicitud al expresado Virrey, y que éste con dictamen de su asesor, defirió a ella, con tal de que dentro de 5 años se llevase mi Real Conformación y de que pagando lo perteneciente al derecho de la Media Annata (como lo hizo en cantidad de 500 pesos que enteró en mis Reales Cajas de Quito) se expidiese el título correspondiente.

Que se libró el 25 de octubre de 1756 y también ha expresado que obedecido sin contradicción así por la enunciada Audiencia, como por el Cabildo de Riobamba, se efectuó la formal erección de aquel Asiento en Villa: en cuya atención ha suplicado me digne de aprobar ésta”.

El análisis del texto

Revisando la redacción del documento, para nosotros, parecería tener un carácter meramente burocrático, pero de lo que se trata es que se estaba operando la transición monárquica.

Los papeles llegan a manos del nuevo rey Carlos III. Léase lo que dice el documento de modo subsiguiente al párrafo transcrito, puesto que primero se deja sin efecto para pasar nuevamente a una ratificación por parte de la Reina.

“Y habiéndose visto en mi Consejo de las Indias, con lo que dijo mi Fiscal, he venido a declarar nulo, y de ningún valor y efecto, según dispone la Ley Sexta, título octavo, Libro cuarto de la Recopilación de las de aquellos Reinos.

El enunciado Título que expidió mi Virrey, pero al mismo tiempo he resuelto conceder de nuevo al referido Asiento de Ambato la gracia que solicita de que sea Villa con las formalidades, privilegios y facultades que son consiguientes.

Y la precisa calidad de que no se ha de entender hecha la erección, hasta que se ponga la ejecución.

Por tanto doy, y concedo mi real licencia para que el citado Asiento de Ambato, se llame desde ahora en adelante Villa, y quiero, y es mi voluntad que use de la jurisdicción que la corresponde en su término y territorio, y que goce de todas las honras, privilegios y prerrogativas que gozan las demás villas de las Indias y de estos Reinos.

Y mando a los Infantes, Prelados, Duques, Marqueses, Condes, Ricos Hombres, Priores de las Órdenes, Comendadores y Subcomendadores, Alcaides de los Castillos y a los de mi Consejo, Virreyes, Presidentes y Oidores y audiencias Reales, Alcaldes y Alguaciles, Corregidores, Gobernadores, Alcaldes Mayores, Alguaciles, Escuderos, Oficiales, etc., que no pongan impedimento a mi Real determinación.

Y del presente se tomará razón en las Contadurías generales de valores y Distribución de mi Real Hacienda dentro de dos meses de su data; y no ejecutándose así quedará nula esta gracia, y también se tomará en la Consejo de las Indias, y por los Oficiales Reales de la Ciudad de Quito.

Dado en Buen Retiro a 11 de octubre de 1759.- YO LA REINA etc.

Yo don Juan Manuel Crespo, Secretario del Rey Nuestro Señor le hice escribir por mandado de Su Majestad Rexdo Teniente de Gran Chanciller Ignacio de Ahedo.”

Volvamos a las fechas y a los Jardines del Buen Retiro. El Decreto de erección de Ambato en Villa tiene como fecha el 11 de octubre de 1759.

Es justamente en 1759 cuando asume el reinado de España Carlos III, hijo de Isabel Farnesio, la segunda esposa de Felipe V. Si es ella quien firma el decreto (que lamentablemente me ha llegado cortado en esa parte), se da como una ratificación de la nueva administración. Se conoce también por datos de la historia personal de Isabel Farnesio, que ella había sido postergada en las decisiones políticas hasta que murió Fernando VI, heredero de la corona e hijo del primer matrimonio del rey Felipe, de quien se dijo que le tenía mucho miedo al diablo.

Fernando murió sin dejar descendencia por lo cual le tocó la corona a Carlos, primogénito del segundo matrimonio, quien en cambio llegó a tener 13 hijos con la polaca María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II. Importante para nuestro relato resulta saber que la Reina Isabel Farnesio toma preponderancia desde agosto de 1759.

Una Villa nueva era nada para la monarquía

Los Jardines del Buen Retiro fueron construidos desde 1630 en 145 ha en las afueras de Madrid, como sitio de descanso y esparcimiento de la monarquía. En medio de bosques, estatuas, lagos, rosaledas se edificaron palacetes y casonas imperiales. Para la mirada histórica de ambateños, las decisiones que se tomaban al otro lado del mundo tenían la penumbra del desconocimiento y la distancia desproporcional de súbditos requiriendo favores insignificantes. ¿Cuál es el privilegio ser ciudad? Los beneficiarios son los burócratas que hacen y deshacen con el dinero de los contribuyentes. Las mismas familias merodeando las administraciones, los mismos apellidos en los cargos de turno, las mismas historietas celebradas para enorgullecernos de un estilo de vida bajo el imaginario de las dependencias.

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