Los sismos y movimientos telúricos de mediana intensidad que han sacudido a la capital del Ecuador desde el pasado 12 de agosto pusieron en alerta a todas las ciudades del país. Esta preocupación se debe a que el Ecuador se asienta sobre al menos 10 fallas geológicas que amenazan la estabilidad de ciudades como Quito, Loja, Cuenca, Manta, Guaranda, Guayaquil, Ambato, Latacunga y Riobamba.
Entre las fallas más peligrosas están las de Poaló y Huambaló, en el cantón Pelileo, Tungurahua.

Además de atravesar esta provincia, pasan por el subsuelo de Chimborazo y Cotopaxi, y fueron las causantes del terremoto del 5 de agosto de 1949 que mató a más de 6 mil personas y devastó Pelileo, Guano, Latacunga y Ambato.

El artículo 140 del Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad) obliga a que cada Municipio tome acciones de prevención, reacción, mitigación, reconstrucción y transferencia, para enfrentar amenazas de origen natural o antrópico, en el territorio.

Por la ubicación geográfica de las provincias de la región centro, las amenazas más frecuentes son los incendios, inundaciones, deslaves, sismos y terremotos.

Pese a que los cabildos de Riobamba, Latacunga y Ambato han creado ordenanzas  que regulan y evitan la construcción de viviendas y edificaciones comerciales en zonas de riesgo como quebradas, laderas y demás suelos inestables, el peligro en caso de presentarse un sismo de intensidad similar o superior al de Quito, de 5,1 grados en la escala de Richter, es latente tanto en la zona urbana como en la rural.

Riesgos y competencia municipal

Al igual que con las competencias de tránsito y dotación de los servicios básicos, cada Municipio debe asumir la gestión de riesgos de manera inmediata, tomando en cuenta la ubicación geográfica de cada ciudad y las amenazas que las aquejan con más frecuencia.

Mery del Carmen Navas, directora ejecutiva del Consejo Municipal de Seguridad Ciudadana de Ambato (Comseca), manifestó que la unidad municipal de gestión de riesgos de esta ciudad labora desde la anterior administración al interior del departamento a su cargo.

“Lo ideal sería que el Municipio tuviera una unidad de riesgos descentralizada, la organización y consolidación de ésta  toma tiempo. Hasta el momento, un experto en el tema se encarga de las funciones de prevención y atención de amenazas naturales y antrópicas  de forma permanente”, aseguró.

Además del Cootad, esta competencia también está estipulada como municipal en el artículo 264, literal 13, de la Constitución de 2008, en la que se pone énfasis en la atención de incendios.

Las zonas de riesgo

Héctor Cruz, encargado de esta unidad, explicó que en Ambato hay  zonas peligrosas. “La ciudad tiene una geografía bastante irregular. Por eso,  las amenazas vienen de diferentes frentes. Algunas son frecuentes como los deslaves en la parte alta de Quisapincha, Calhua Grande, ciertos sitios de Pinllo y cualquier barrio que se asienta sobre o cerca de las colinas. Allí también hay peligro en caso de sismos”, dijo. La colaboración de las autoridades parroquiales es fundamental —añadió— pues los dirigentes pueden  identificar las amenazas y peligros en cada sector.

En cuanto a incendios, al igual que en el caso anterior, los sitios más vulnerables son la quebrada que se dirige a Quisapincha, gran parte de Pishilata, Huachi Grande, Puerto Arturo y demás áreas donde hay quema de vegetación seca por parte de los agricultores. En el sector del viaducto La Yahuira, La Delicia, calle Pérez de Anda, Martínez, Chuzopiedra (subida a Pinllo), la zona alta de Atahualpa y sobre todo El Socavón, a simple vista se nota que la mayoría de casas se edificada en terrenos inestables.

Las principales zonas seguras y puntos de encuentro después de algún fenómeno natural,  tanto en el casco urbano como en los sectores periféricos, son los parques y otras explanadas abiertas que no representen peligro por caída de edificios, postes o  techos.