El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en conjunto con el Consejo Provincial de Chimborazo, inauguró el Instituto de Bioconocimiento y Transferencia de Tecnología Agraria Las Abras en las cercanías de la parroquia San Andrés.

El objetivo de la estructura es que no se pierdan las tradiciones alimenticias ancestrales.
En el banco de germoplasma del Iniap, cuya misión es recolectar, ubicar y caracterizar el material germinal de las plantas, existe una variedad de semillas nativas de Chimborazo, las mismas que han sido transportadas hasta dicho espacio,  con el propósito de cultivarlas y entregarlas a los agricultores de los cantones Colta y Guamote.

Agapito Muñoz, coordinador de Fomento Productivo del gobierno provincial, señaló que el objetivo primordial es multiplicar los sembríos que en la actualidad se están perdiendo. “Tenemos productos andinos como  la oca, el melloco, la papa, la cebada, el chocho. El banco de germoplasma tiene estas semillas y nosotros las traemos. Y con ello instamos y conservamos la seguridad alimentaria”, refirió el funcionario.

El proyecto tiene dos objetivos primordiales: el primero es brindar capacitación y ayuda técnica a los agricultores mediante maquinaria pesada (dos tractores) que prepare la tierra para ser cultivada; y el  segundo, la recuperación de semillas que años atrás se consumían y que en la actualidad no tienen  mercado.

Muñoz acotó que estas variedades representan un gran beneficio, pues son “resistentes a heladas y  están aclimatadas a nuestro medio ambiente. Se quiere reintroducirlas en las mismas comunidades para que después sean comercializadas en los mercados y toda la población pueda beneficiarse de este proyecto”.

Las diferentes semillas que han sido sembradas en pequeñas parcelas en el Biocentro Las Abras, son monitoreadas por un equipo voluntario de Corea del Sur y su productividad será verificada en dos años, aproximadamente.

Mariano Curicama, prefecto  de Chimborazo, señaló la importancia de que “no se pierdan las costumbres de nuestros antepasados y la buena alimentación que ellos practicaban. Nosotros tenemos semillas de tubérculos que se han perdido; de hecho, algunos ni siquiera llegan al mercado, pues ya no existen. Con esto esperamos arrimar el hombro y trabajar para recuperar alimentos que solían tener proteínas, vitaminas muy buenas y las hemos dejado de utilizar”.

En los próximos días  culminarán los trabajos de construcción de un invernadero en el mismo lugar, con una inversión de 10 mil dólares y  que contará con tecnología surcoreana. En el sitio está previsto que se cultiven hortalizas y pasto, que mostrarán su productividad en un ciclo corto de tres a  seis meses. “Los invernaderos comunes son hechos con madera o plástico, mientras esta nueva tecnología  permite revisar los sembríos de manera constante y efectiva”, señaló Muñoz.

  Los beneficiarios directos serán los productores campesinos y los indirectos los miembros de la sociedad chimboracense.