Casa de la Cultura en Bolívar tiene nuevas profesoras de música
En la Casa de la Cultura Núcleo de Bolívar, los días martes y jueves, unos 20 niños y adolescentes asisten a clases de piano, guitarra y violín. “Trabajar con niños es muy bueno. Ellos aprenden rápido y es gratificante ver cómo progresan tanto en su concentración, como en su técnica. También se siente emoción cuando logran tocar completamente alguna canción”, dijo Gladys Calderón, profesora de violín, quien tiene nueve alumnos a su cargo.
Desde hace un mes, la Casa de la Cultura contrató a tres jóvenes profesoras especializadas en los instrumentos mencionados. Ellas estudiaron cerca de ocho años en el Instituto de Música Anda Aguirre de Riobamba y obtuvieron su título de Profesoras.
Ellas creen que la lectura de las notas musicales es clave para aprender y tocar cualquier instrumento. Esto porque a pesar de que la música es un idioma universal, los símbolos ayudan a entender lo abstracto. “El objetivo de la lectura es la interpretación del sonido; así, los alumnos logran independencia en el proceso de aprendizaje”, manifestó Lucía Jara, profesora de guitarra.
Cerca de 12 niños que pertenecen al nivel inicial no aprenden ningún género en particular, sino que el proceso es integral. “Muchas veces las personas tocan un montón de géneros y estilos, pero sin saber lo que interpretan o de dónde viene tal o cual escala. La lectura musical abre caminos para entender la música. Desde ahí, el aprendizaje y la práctica se vuelven mucho más cómodos”, refirió Jara.
En la entidad, la música es vista como una práctica liberadora y no tiene el fin de comercializar el talento de la gente; más bien se la ve como terapia que ayuda a mejorar la calidad de vida. El proceso de aprendizaje es mutuo, ya que es la primera vez que las instructoras ejercen como tales. “No venimos predispuestas a ser unidireccionales; esos métodos son obsoletos. Fomentamos el diálogo y la investigación entre los chicos”, explicó Calderón.
Las edades de los niños que asisten a los cursos de música van desde los 7 años en adelante. “Me gusta cómo suena cuando le aplasto la tecla al piano”, dijo Valentina, la menor de esa clase.
César, que tiene 10 años, aseguró que será el mejor guitarrista del Ecuador. “Si sigo practicando me voy a hacer más inteligente y mejor músico para viajar a otros países”, afirmó el niño.
De hecho, se conoce que el hecho de escuchar música acarrea beneficios que van desde permitir la relajación de los bebés, hasta aliviar dolores físicos en un 21%. Mientras que tocar algún instrumento, sobre todo en la niñez, posibilita ejercitar la memoria, aumenta y desarrolla la creatividad, mejora las habilidades del lenguaje, la conducta y la inteligencia espacial, entre otras características.