La Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), junto con las direcciones provinciales de Salud de Chimborazo, Tungurahua y Bolívar, realiza de manera continua controles en los mataderos o camales frigoríficos de los cantones.

Como resultado de esas inspecciones,  se clausuraron los camales municipales de San José de Chimbo y de Echeandía en Bolívar. Luis Fierro, comisario de Salud provincial, indicó que  se efectuó el cierre en ambas zonas, debido a que ninguno de los espacios cumplía con las condiciones  físicas y sanitarias que garantizaran la calidad de la materia prima.

El funcionario sostuvo que en el caso de Echeandía, el sitio donde se faenaban a los animales antes que un camal era un simple matadero muy deteriorado, que no contaba con un veterinario  que efectuara la revisión del ganado antes de que fuese sacrificado.

“Hemos hablado con la alcaldesa del cantón para que se efectúen los cambios necesarios. Y ella nos indicó que el Municipio tiene como meta construir  un camal adecuado para el faenamiento en un plazo de 180 días”. Pero mientras tanto, el espacio donde funcionaba  el rastro, permanecerá cerrado. En aquel sitio se procesaban semanalmente alrededor de 14 animales.

En San José de Chimbo, mientras tanto, Cristina Allán, administradora del camal municipal, sostuvo que luego de la clausura impuesta por Agrocalidad, las personas que deseen realizar el faenamiento de sus animales deberán acudir al cantón San Miguel, ubicado a dos kilómetros, o en su defecto, al camal de Guaranda.

“En este camal se faenaba un promedio de 45 a 50 animales semanalmente, y la clausura se produjo unos días antes de que el Cabildo emprendiera los trabajos de mejoramiento del local que, sabemos, es necesario presentarlo en mejores condiciones”, dijo Allán.

El centro de faenamiento de San José de Chimbo fue cerrado porque, entre otras causas, el personal que allí trabajaba, no contaba con la vestimenta adecuada y las baterías sanitarias no funcionaban, indicó Fierro.

El artículo 8 de la Ley de mataderos   señala, en forma expresa, que los espacios de sacrificio para entrar en funcionamiento deben reunir condiciones mínimas. Esto es, estar ubicados a por lo menos  1 kilómetro de distancia de los centros poblados; disponer de los servicios necesarios como sistema de agua potable fría y caliente, en cantidad y  calidad adecuadas para atender las necesidades de consumo humano y las requeridas por cada  cabeza de ganado faenado, entre otras condiciones.

Y los casos de clausura se repiten en otros cantones de la región centro. En Tungurahua, por ejemplo, hace una semana le tocó al camal Monterrey de Quero, sitio donde las partes de los animales eran puestas en el piso sin control alguno.

En Chimborazo, otro cierre se produjo en el Camal Municipal de Guamote donde, según Vinicio Llerena, técnico sanitario, previamente se socializaron con el administrador y los  técnicos encargados las normas requeridas para el funcionamiento del sitio. Pero se habría hecho caso omiso a los consejos.

Según la ley, los sitios seguirán cerrados mientras no se hagan las rectificaciones señaladas.