El Municipio de Ambato ha focalizado sus esfuerzos en el ordenamiento urbano.

El Cabildo quiere formalizar  las ventas callejeras con reubicación de los comerciantes ambulantes. Varias calles de la ciudad están bloqueadas por expendedores de frutas, verduras, utensilios de cocina y otros artículos.

El objetivo es ubicar a estas personas en los locales que permanecen vacíos en los 22 centros populares de expendio que tiene la urbe. Uno de ellos es el mercado América, ubicado en el sur de la ciudad, donde se considera 40 cubículos desocupados.

Contaminación e inseguridad

Los vecinos de los sectores tomados por los puestos de ventas ambulantes aplauden la medida. Consideran que el comercio de alimentos preparados provoca la presencia de roedores, por lo que los desperdicios quedan tirados en las vías.

Marcelo Pérez, habitante de la calle Tomás Sevilla, cuenta que es común que en su calle, “en la Cuenca, 12 de Noviembre, García Moreno haya asaltos”. Explica que “los delincuentes aprovechan la aglomeración y hacen de las suyas”.

En este sector las calles son bloqueadas los lunes por vendedores que llegan de Pasa, San Fernando, Cunchibamba, Puerto Arturo y otros sectores rurales. Venden comestibles, ollas, textiles, calzado, herramientas y otras mercancías.  

Desde hace dos semanas, los guardias municipales incrementaron los patrullajes en la zona.  Pero también existe socialización in situ por parte de los funcionarios sobre los problemas que causa la actividad informal. En Ambato se considera que unas 1.200 personas se dedican a las ventas ambulantes.

El director de Servicios Públicos de la municipalidad, Jonathan Álvarez, sostiene que “no se permitirá que la informalidad crezca. Estamos comprometidos a restaurar el orden del casco urbano y para ello aplicaremos la ordenanza que hace énfasis en el uso efectivo de la red de mercados de Ambato”.

Los uniformados acuden desde temprano a la calle Tomás Sevilla, cerca de la plaza Primero de Mayo, donde cada lunes y viernes, días de feria, se agrupa el mayor número de comerciantes autónomos. Los agentes informan a los comerciantes que deben retirarse y si no hay respuesta proceden al desalojo.

Ventas bajas

Los comerciantes ambulantes por su parte argumentan que las ventas al interior de los mercados son deficientes por lo que prefieren seguir con su actividad al aire libre.

“Pese a estar abiertos todos los días en los mercados, las ventas son buenas solo los días de feria,  pues vienen personas de toda la provincia a comprar. En cambio en la calle expendemos todos los días y a toda hora”, dice Lorena Sailema, oriunda de Salcedo.

Al igual que ella cientos de vendedores de Pujilí, Saquisilí y Latacunga, cantones de Cotopaxi, expenden allí ocas, papa, zanahoria, acelga, arveja y otros alimentos.

“Ambato es una ciudad muy comercial. Ingresar a un mercado es reducir las ventas y nadie está dispuesto a hacer esto, y menos ahora cuando falta mes y medio para el reingreso a clases”, comenta Maritza Vinueza, comerciante de Pasa.

El problema del comercio informal no es reciente. Según habitantes del barrio Primero de Mayo el comercio ambulante estaría presente en la urbe desde 1975. Además afirman que en las 2 últimas décadas ha existido un incremento significativo de esta actividad. En agosto de 2013, durante la anterior administración, un intento de desalojo terminó en enfrentamientos.

Los vendedores se enfrentaron con agentes de la guardia municipal cuando estos acudieron a las calles circundantes de la plaza Primero de Mayo para desalojar.

Luis Amoroso, alcalde de Ambato, ha insistido, en varias ocasiones, que se dará todas las facilidades a quienes soliciten un puesto en los centros populares de expendio, entre ellos los mercados Modelo, Central, América, Urbina, Simón Bolívar, Primero de Mayo y Colón. (I)