Ambato aún lucha por incluir a las personas con discapacidad
Tres centros especializados en atención a personas con discapacidad existen en Ambato. Esto a pesar de que, según cifras de Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en la zona urbana hay 165.185 discapacitados, mientras que en las zonas rurales existen 13.353, sumando un total de 178.538 personas entre niños, jóvenes y adultos con algún tipo de capacidad especial. De este número, alrededor de 10 mil están recibiendo atención y educación especializada.
Los tres centros que existen en Ambato cuentan con 40 profesores aproximadamente. Es decir, cada profesional estaría a cargo de 200 personas especiales.
Diego Villacrés, coordinador Provincial del Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), sostuvo que los centros existentes en la provincia y ciudad estarían destinados solo a la atención médica y terapias y no hay aún sistemas integrados que elaboren líneas y variables de intervención para que el discapacitado sea autosustentable y pueda forjar su desarrollo con esfuerzo propio.
“Con un sistema integrado de atención se romperían los paradigmas antiguos, pues la sociedad cree que los discapacitados solo sirven para tocar música, pedir caridad, elaborar artesanías, entre otros. Y se podría cumplir con el propósito de inclusión”, sostuvo Villacrés.
Uno de los centros especializados pero que aún está en proceso de construcción es el Centro de Terapia Municipal “El Peral”, equipado para cualquier tipo de discapacidad.
El espacio acoge a más de 600 niños, jóvenes y adultos. Para este año el presupuesto del centro es de 46 mil dólares.
Enrique Acosta, miembro de la Unidad de Discapacitados del Municipio de Ambato, dijo que “siempre faltarán” centros especializados, al igual que material didáctico e incluso recurso humano para dar atención y terapia en distintas áreas de discapacidad, pero que actualmente se intenta cubrir la demanda con proyectos de inclusión.
Ángela Vaca, madre de Édison (6 años de edad), quien tiene un 70 por ciento de discapacidad, contó que cuando los médicos detectaron problemas de deficiencia en el cerebro de su hijo quiso suicidarse. Lo atribuyó al poco conocimiento que ella tenía sobre las personas con capacidades diferentes.
Pero de a poco Ángela se dio cuenta del error que iba a cometer y si bien su vida ha sido dura, ambos han experimentado cambios.
“Ahora sé que mi hijo es una bendición divina” y gracias a las campañas gubernamentales Manuela Espejo y Joaquín Gallegos Lara, su hijo recibe atención y fue beneficiado con una casa.
Sin embargo, añadió que pese a que su hijo estudia y recibe atención en el Instituto Especial Ambato, todavía necesita un centro especializado en terapia física con profesionales que permitan que Édison tenga movilidad y pueda caminar paulatinamente.