La Casa de la Divina Misericordia cumplió 10 años de labor altruista en favor de las personas que sufren de cáncer terminal o que están en proceso de recuperación y necesitan atención y calor humano. Funciona en la parroquia Izamba, al nororiente de Ambato.

“En una década de labor, gracias al apoyo de Dios y de las personas solidarias, hemos atendido a unas 150 personas que solicitaron ayuda desde diversas provincias del país. La mayoría son personas de la tercera edad de escasos recursos y que viven en soledad”, indicó Rosario Holguín de Darquea, presidenta del Comité de Damas Voluntarias de la fundación Divina Misericordia que tiene 200 socias organizadas en comisiones.

La casa es acogedora, práctica y bien distribuida. Cuenta con sala, comedor, cocina, amplio patio interior para que las personas puedan sentirse en un hogar. Tiene capacidad para 12 enfermos. El padre Hugo Cisneros es el director espiritual.

Las religiosas que allí colaboran las 24 horas con los pacientes pertenecen a la congregación San José de Gerona. La fundación gestiona la obtención de recursos y organiza eventos diversos para procurarse fondos para que la casa no se cierre.