Hace cuatro años, la mayoría de los ambateños y visitantes de la ciudad coincidía en que los servicios de la Terminal Terrestre de la urbe dejaban mucho que desear.

Entre las quejas más comunes que existían al respecto estaban que la infraestructura, en general, era deficiente y que la inseguridad y el desorden imperaban en las inmediaciones del espacio de transportación.
Patricio Pazmiño, concejal de Ambato, afirmó que “el gobierno provincial vendió la Terminal Terrestre al Municipio de la ciudad por falta de recursos para el mantenimiento del espacio”.

Enza Saraste, actual administradora del sitio, manifestó que “la Terminal ha dado un giro de 180 grados. El día de hoy, contamos con un sistema integrado de control tanto de pasajeros como de la frecuencia en la salida de cada unidad; seguridad con cámaras que vigilan las inmediaciones y un sistema de monitoreo. Estamos próximos a digitalizar el área de ingreso y salida de los choferes, el proceso de tiquetes, automatización de las puertas de ingreso”, afirmó.

Señaló también que la remodelación tuvo un costo inicial de 600 mil dólares y que en la segunda fase, que se ejecutará en el último trimestre de este año, se contempla invertir 200 mil más para pintar todo el edificio, arreglar veredas y la creación del área administrativa, que actualmente funciona en la zona de carga y descarga.

Gladys Jordán, propietaria de una tienda de abarrotes ubicada al interior de la Terminal desde hace 35 años, dijo que a pesar de que subió la tarifa por uso del local, está conforme con la actual administración.

“Antes se pagaban 59 dólares; hoy en día pago 111 dólares, libre de agua y luz. Pero sí estoy conforme con los cambios que se han hecho, ya que antes había mucha inseguridad con ladrones que aprovechaban la cantidad de gente y robaban; además, había suciedad y la infraestructura era muy vieja”.

Alberto Sánchez, viajero frecuente que asiste al lugar para tomar una unidad que lo transporte hacia Quito, expresó: “Antes era imposible quedarse mucho tiempo en las instalaciones, tenía que bajarme del bus y tomar inmediatamente un taxi que me llevara a casa, debido a la poca iluminación que existía en los andenes y esto facilitaba el trabajo de los ladrones. Hoy es agradable estar en el sitio e incluso se puede comer en la segunda planta. Ha mejorado notablemente”.

“Mote, hornado, fritada, tortillas, almuerzos, de todo se vende aquí. Mi local lo tengo aquí desde hace 40 años y la verdad es que sí estoy contenta con esta remodelación. La administración se ha preocupado por darnos cursos en temas de presentación, aseo y trato al cliente, etc.”, señaló Elsa Aguilar, propietaria de un local de comidas. Y añadió que los precios por ocupación del local son razonables: 100 dólares mensuales por un local de 15 metros cuadrados, con ingresos diarios de alrededor de 50 dólares.

Los trabajos de remodelación consistieron en habilitar la segunda planta para el patio de comidas con un paso peatonal con cubierta de policarbonato para el ingreso; construcción del estacionamiento subterráneo, baterías sanitarias para la planta alta y baja, una sala de control, boleterías y locales comerciales, cisternas, cámaras para el transformador y otros servicios.