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Ecuador, 24 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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5 chicos del club de periodismo del colegio cobo barona, colaboraron con la investigación para la elaboración de esta nota

21 llamas a salvo de las cenizas del Cotopaxi

Los camélidos andinos son especies que habitan en zonas solitarias y frías. Allí se alimentan, pasean, reproducen y descansan, sin inconvenientes. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Los camélidos andinos son especies que habitan en zonas solitarias y frías. Allí se alimentan, pasean, reproducen y descansan, sin inconvenientes. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
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El incremento de la actividad del volcán Cotopaxi, iniciada en junio del año en curso, no solo ha afectado a sembríos, viviendas, agricultores y cientos de familias.

Desde mediados de agosto, cuando la caída de ceniza se agudizó, miles de cabezas de ganado vacuno, porcino y ovino se han visto afectadas, pues este material calcina el pasto, el pajonal y demás vegetación que les sirve de alimento.

Si bien los intensos olores a azufre reportados en un refugio y quebradas de la montaña hace 3 meses han bajado de intensidad, a diario el coloso expulsa grandes cantidades de polvo volcánico.

Esto viene afectando gravemente  el sistema digestivo de miles de vacas, toros y terneros de Mulaló, José Guango Bajo, Machachi y otros caseríos próximos al Cotopaxi.

Aunque en menor proporción, otro tipo de animales silvestres que habitan en las faldas del macizo también han sido perjudicados.

Es el caso de llamas, llamingos y guarizos, camélidos andinos que habitan en llanuras de climas fríos y deshabitadas, y que han sufrido graves afecciones digestivas y cutáneas por la presencia de la ceniza en el ambiente y por la vegetación con la cual se alimentan.

Juan Vásconez, de la comunidad El Rosario, quien a diario transita por las cercanías del Parque Nacional Cotopaxi, aseguró que hay varios animales enfermos.

“Al interior del Área Recreacional El Boliche viven muchos de estos animales de forma silvestre. Cuando cae ceniza el pelaje se les cae, pues los mechones de su espalda y cuello dejan aberturas que permiten la acumulación del material. Al ingerir yerba contaminada, el estómago e intestinos se irritan y decaen gravemente”, dijo.

Vásconez, quien se dedica a la agricultura y ganadería como la mayoría de sus vecinos, aseguró además que muchos de los habitantes de José Guango Bajo han vendido sus llamas en los últimos meses por temor a que los animales mueran.

Al igual que estos, otros llamingos y guarizos que viven en las cercanías del Parque Nacional Cotopaxi estarían en situación de riesgo por este motivo.

Evacuación animal

En vista de esto, pobladores del sector e instituciones encargadas del cuidado ambiental se han comprometido en velar por el bienestar de estas especies.

Entre ellas está el Ministerio del Ambiente (MAE), la cual el 25 de  agosto realizó la evacuación de 21 camélidos desde El Boliche hacia un área cercana a la reserva nacional Llanganates.

Los animales permanecen desde la fecha en la comunidad Cumbijín, perteneciente al cantón Salcedo.

El operativo estuvo a cargo de los técnicos del MAE y se realizó con la finalidad de resguardar a los 21 llamingos y guarizos mientras dura la emergencia volcánica.

Edwin Machado, de la Unidad de Patrimonio Natural de la dirección del Ambiente en Tungurahua, señaló que la salida de los animales fue autorizada por autoridades del Instituto Espacial Ecuatoriano.

“Representantes de esta entidad se vieron en la necesidad de reubicar estas especies que habitan cerca del Centro de Operaciones Espaciales (COES), debido a la intensa caída de ceniza. Ellos hicieron el contacto con el MAE y acordaron el traslado hacia los páramos de Cumbijín, ubicada en la vía Salcedo-Tena”, dijo.

El lugar de acogida pertenece al Parque Nacional Llanganates y reúne las condiciones ideales para la alimentación, estadía y descanso de los animales, entre ellos, extensos pajonales, llanuras donde pueden pastar sin ser molestados y suelo apto para el tipo de pezuña de los camélidos.

Además el lugar está deshabitado, lo cual facilita la vida de los llamingos, pues estos animales son de tendencia solitaria. El sitio está protegido por comuneros de localidades cercanas.

“Las llamas, a diferencia de vacas, ovejas y cabras, posee en sus patas una especie de almohadillas por lo que el terreno por el que pastan no sufre erosión. Existe además el compromiso de líderes de comunidades próximas para vigilar y mantener el área libre de cazadores”, agregó Machado.

El tiempo de estadía de los animales será hasta que dure la emergencia volcánica o baje la intensidad de caída de ceniza.

“Este lugar es ideal para el pastoreo de vacas, ovejas y llamas. Debido a las afectaciones sobre el suelo de las pezuñas del ganado vacuno, por años los camélidos han sido los preferidos por los ganaderos del altiplano”, explicó Lorenzo Castillo, habitante de la comunidad Sacha, cercana al lugar.

El ganadero mencionó además que el páramo de Cumbijín es excelente para esta clase de animales debido a que es deshabitado.

“Si bien los camélidos por lo general son animales de un carácter amigable y cercano, al ser molestados por personas suelen reaccionar con agresividad. Son animales que se estresan fácilmente por ruidos producidos por el tránsito vehicular y fábricas”, agregó.

Al igual que él, otros 80 lugareños realizan recorridos a diario por los pastizales del sector, pues allí pastan también sus ovejas. En los terrenos del lugar se cultivan papa, cebolla, mashua, haba, arveja y sobre todo zanahoria, principal producto de siembra y venta de los agricultores y que se beneficia con el abono de estos animales.

El clima es otro de los factores que favorece la estadía de estos animales en Cumbijín. Pese a que a mediodía el termómetro puede subir hasta los 25 grados, la temperatura promedio fluctúa entre los 5° C y  15° C, clima ideal para mantener saludables a los camélidos, favorecer la producción láctea, reproducción y crecimiento del pelaje.

Allí se encuentra el sistema lacustre Anteojos, que consta de 2 lagunas. Debido a esto en el lugar abundan los pajonales con alto valor nutritivo. (I)

Llamas, alpacas y vicuñas, familia de los camellos

Los animales nativos de mayor tamaño en los altiplanos andinos están emparentados directamente con los camellos. A su llegada de Europa, los españoles empezaron a denominar a las llamas “ovejas gigantes”, era el único animal de carga de las alturas montañosas prehispánicas. Fue vital para las antiguas culturas durante la Colonia y para la actual población altiplánica son los proveedores de carne, cuero y lana.

Esta familia de mamíferos, caracterizada por la posesión de almohadillas plantares, no llegó precisamente de Oriente, más bien sus antepasados deberán ser buscados en Norteamérica. Se cree que allí, hacia finales de la Era Terciaria, una rama de camélidos emigró a Eurasia, a través del estrecho de Bering. En territorio norteamericano los camellos se extinguieron hacia finales de la glaciación con la especie Camelops. Los camélidos incluyen 2 géneros distintos. El primero es el camelus, del Viejo Mundo, que incluye al camello de Arabia y el camello bactriano; y la llama de Sudamérica,  entre las cuales se encuentran la llama, el guanaco, la alpaca y la vicuña.

Los camélidos difieren de otros animales con pezuñas en que el peso de su cuerpo no es aplicado sobre aquellas sino sobre las almohadillas plantares. Otras características de estos animales son el labio superior hendido, el largo y curvado cuello y la falta de piel tensora entre el muslo y el cuerpo (en contraste con los équidos y bóvidos), por lo que sus patas parecen muy largas. Carecen de vesícula biliar, su andadura es semejante a la de los osos, jirafas y elefantes, y son los únicos mamíferos que tienen los glóbulos sanguíneos de forma elíptica. (I )

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