El comercio informal en las inmediaciones de la plaza Primero de Mayo se redujo en los 3 últimos meses, pero no desaparece.

Es la opinión de los moradores que habitan esa zona céntrica de Ambato.
El 12 de agosto, el Municipio puso en marcha operativos de control periódicos para reubicar a más de 1.000 personas dedicadas a esta actividad que provienen de los 9 cantones de Tungurahua y de otras provincias.

Esto causó protestas, pero también hubo reuniones y acciones municipales como la inauguración de la Terminal Interparroquial de Cashapamba. Asimismo,  la búsqueda de puestos de comercio en los mercados urbanos como el América, el Central y el Modelo, entre otros.

“La oferta informal en esa zona se redujo en un 80% y mantenemos 4 grupos de control que salen a vigilar los lunes en los alrededores de la plaza Primero de Mayo y de la calle Tomás Sevilla. Laboran  de 07:00 a 14:30 y de 14:30 a 22:00”, dijo Vicente Pérez, director de Servicios Públicos del Cabildo.
La zona en cuestión abarca unas 15 cuadras y es una de las más antiguas de la ciudad.

Allí predominan las casas de adobe con  tejas, las calles estrechas y los negocios diversos como ferreterías, panaderías, tiendas de abastos, bodegas, restaurantes, etc.

El tránsito vehicular es intenso y caótico, pues es el punto de unión entre  la avenida Cevallos con  Ficoa, La Merced, Cashapamba y los barrios y parroquias que se ubican en el sur y noroccidente.   
Maribel Escalada, moradora de las calles Cuenca y Tomás Sevilla, afirmó que hace 3 meses era imposible circular por estas calles.

“Tanto peatones como conductores estábamos supeditados a avanzar antes o después de la feria, pues entre las 07:00 y las 20:00, las calles estaban repletas de informales, compradores y conductores enfurecidos”.  Esta residente se refería así a las vías Cevallos, Primera Imprenta, Darquea, Bolívar, Rocafuerte, Colón,  Cuenca, Araujo y García Moreno.

Sin embargo, los comerciantes que todavía siguen allí, a pesar del control de la Policía Municipal, dijeron que no se irán  y que los controles les están quitando el derecho constitucional al trabajo.
 Los feriantes arriban desde las parroquias rurales de Ambato como Juan Benigno Vela, Santa Rosa, Pasa, San Fernando, Unamuncho, Samanga, Izamba, etc. 

“Solamente los comerciantes que expenden productos cultivados por ellos, cuentan con el permiso para vender en la acera de la escuela Venezuela, justo al frente de la plaza Primero de Mayo. Ellos están regulados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca y por el Movimiento Indígena de Tungurahua”, aclaró Pérez.

Sobre el tema, Isabel Mena, presidenta de la Asociación Primero de Mayo, solicitó más firmeza  en los controles a los informales.

“Ellos exponen sus productos a las inclemencias del clima  y demás factores que ponen en peligro la salud del consumidor. Los vendedores, con puestos legales, también somos perjudicados porque los otros venden más barato. No pagan impuestos ni servicios básicos”.

Mena planteó al Municipio que reconstruya la plaza para dar más espacio a los mercaderes que aún siguen en las calles.  

“Todavía no es seguro caminar por aquí. Los delincuentes, atraídos por el comercio, merodean  y aprovechan la multitud”, denunció una compradora.