Alrededor de 10 horas tardaron los bomberos de Ambato y de varios cantones tungurahuenses para apagar totalmente uno de los incendios más grandes que haya afectado a la ciudad en los últimos 25 años.  

El desastre ocurrido el 22 de febrero, en el Centro Comercial Popular Simón Bolívar, redujo a escombros las áreas de ferretería y equipos eléctricos, ropa y mueblería causando pérdidas cercanas a los $ 2 millones.

Los dueños de los establecimientos intentaron rescatar algunos bienes y productos, pero no pudieron hacerlo. La desolación se apoderó de ellos al perder lo único que les permitía tener un trabajo regular con el cual sostenían a sus familias.

El siniestro, que empezó aproximadamente a las 20:00, según el informe de la entidad de socorro, dejó prácticamente en la calle a unos 700 comerciantes.

Las llamas, de acuerdo a la inspección realizada dos días después, habrían iniciado en los cubículos ubicados en la parte central de la segunda planta.

Unidades bomberiles de Pelileo, Cevallos, Mocha, Píllaro, Baños de Agua Santa, Patate y hasta de Riobamba (Chimborazo), se sumaron a la lucha contra el fuego. Esa noche la humareda, que se elevó por más de 10 km, podía observarse desde los miradores de San Luis, Atahualpa, Pinllo y Quisapincha.

Cientos de ambateños pensaron que el volcán Tungurahua se había reactivado en forma violenta, pero a los pocos minutos se percataron del suceso.

El edificio afectado, que consta de dos plantas, está dividido en secciones. En el primer piso funcionaban las áreas de ferretería, llantas, celulares, herramientas agrícolas, accesorios de cocina y de vehículos.

En la planta superior se expendían toda clase de muebles de madera, ropa, colchones  y calzado. Fue allí donde se presume empezó el siniestro.

“Al parecer ocurrió una falla eléctrica en la sección superior donde hay artículos de madera y colchones, prosiguiendo por todo el mercado”, dijo Dorian Calderón, quien en ese momento cumplía las funciones de jefe de operaciones de la Subzona Tungurahua. El informe técnico definitivo todavía no se ha hecho público.

Este incidente es el más grave que ha ocurrido en la historia reciente de la capital tungurahuense. En 1989, una enorme explosión dentro de una ferretería situada en el centro de la capital tungurahuense (Cevallos y Mariano Egüez) causó víctimas mortales, inmuebles destrozados y alertó a las autoridades acerca del nivel de vulnerabilidad en el que se encuentran, hasta hoy, los grandes centros de expendio.

Esta situación es todavía motivo de crítica por parte de los comerciantes de la mayoría de 17 mercados y plazas que funcionan en el casco urbano ambateño.

Cómo evitar que un percance de esta magnitud vuelva a ocurrir es la pregunta que se hacen más de 340 mil ambateños y será el reto para la administración municipal para el 2015.

Entre tanto, el retorno de 243 comerciantes a las zonas reconstruidas por el Cabildo, en la primera etapa,  empezó el 24 de noviembre, tras permanecer con sus productos a la intemperie y bajo endebles carpas con estructuras de madera y techados plásticos en las calles aledañas como la José Mires, Eusebio Barrera y San Cristóbal.

A comienzos de diciembre, los expendedores de frutas, hortalizas, comidas preparadas, verduras, abarrotes, entre otros, ya estaban ambientados en las modernas instalaciones del Simón Bolívar. El resto (450) lo harán paulatinamente, conforme avance la reconstrucción. Miguel Ávila, administrador de este Centro Comercial Popular, explicó que en la rehabilitación de esta primera etapa se invirtieron $ 220 mil. El cambio de la infraestructura es notable.