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La casa del árbol, un mirador con historia

La casa del árbol, un mirador con historia
10 de agosto de 2014 - 00:00

Cada vez que la Mama Tungurahua se reactiva, hay un motivo para visitar la casa del árbol, situada en la zona de Runtún. No es recomendable visitarla de noche, porque los bramidos del volcán quebrantan los nervios más templados. Cuando la camioneta se estaciona hay que subir una loma empinada para llegar hasta el ‘cuartel’ de don Carlos Sánchez, un exmilitar que levantó su casa en el cerro de Runtún.

Desde hace varios años, colabora con el Instituto Geofísico, pues vigila de cerca al Tungurahua, gracias a que su vivienda se encuentra localizada a menos de 3 kilómetros en línea recta del volcán. La posición privilegiada del mirador permite a Sánchez observar si hay anomalías en el coloso, por ejemplo, la intensidad de los bramidos, su frecuencia, la presencia de lodo y escombros.

Hace aproximadamente 14 años, cuando los habitantes de Baños regresaron a sus viviendas al cumplirse un año de la evacuación, Carlos Sánchez, oriundo de Baños, decidió construir una casa en un árbol, casi al filo del cerro. Desde entonces, turistas de diferentes partes del mundo visitan la casa convertida ahora en un atractivo turístico. Junto a la casa del árbol cuelga un columpio que entretiene a quienes acuden al lugar. La casa es, en realidad, una cabaña de madera levantada encima de un precipicio.

Para los vulcanólogos es un canal natural por donde descendería la lava. Cuando los visitantes acuden a este mirador natural no esconden su preocupación por el peligro al que está expuesto Carlos Sánchez. Sin embargo, este vigía los tranquiliza cuando confiesa que tiene un escondite para protegerse cada vez que el volcán escupe piedras incandescentes.

Cuando el Tungurahua vuelve a la calma, ‘Carlitos’ como lo llaman algunos tiene todo el tiempo del mundo para atender mejor a quienes lo visitan. En ocasiones procura hablar del oficio de vigía y, en otras, hace un repaso pormenorizado de todas las erupciones del volcán desde que entró nuevamente en actividad. Sin duda, acudir a este lugar es una oportunidad para disfrutar de una vista privilegiada del Tungurahua.

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