La situación dentro de los estadios y en los sectores aledaños es diferente desde que existe un acuerdo de regularización para la venta de cerveza en los encuentros deportivos. Los moradores de los barrios están más tranquilos y consideran que ello reduce la inseguridad y la basura.

El acuerdo prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en las gradas de los escenarios de fútbol, pues solo se puede expender en los bares y hasta 10 minutos antes de que arranque el partido.

Esta medida ha cambiado el panorama de los estadios de la capital. José Valarezo (35 años), quien vive en la calle Manuel Sánchez, a un lado del estadio Olímpico Atahualpa (en el norte de la ciudad), cuenta que en el último cotejo  entre las selecciones de Ecuador y Colombia, el domingo pasado, no hubo riñas en las afueras: “era común, después de los partidos importantes, ver a los borrachos peleándose y haciendo alboroto en la vereda de mi casa”.

Para Jaime Cuenca (35 años), quien tiene una tienda en la misma calle, el estadio es una atracción que ayuda a su negocio y confiesa que “vendo mucho en los días del partido, pero la inseguridad es lo que molesta un poco ”.

Comentó que cuando se realizaban partidos en la noche tenía que cerrar pronto su negocio porque había gente que se aprovechaba de la aglomeración, pero el último domingo “la tónica fue diferente, la gente salía del estadio sin hacer problema”.

Los moradores estaban acostumbrados a los problemas que traía vivir cerca de uno de los estadios más grandes de la capital. Bertha Jijón (75 años), otra moradora de la zona, construyó su vivienda  hace más de 30 años. Asegura que  al inicio el ambiente era tranquilo, pero a medida que se popularizó el estadio también se incrementaban los robos y los problemas: “había  personas que se orinaban en las aceras y la basura que quedaba después de cada partido era  lo más desagradable”.

Y precisamente en el último partido la basura también se redujo. La Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS) destinó a 30 personas para la limpieza del estadio y sus alrededores. En aquella ocasión les tomó cerca de tres horas dejar todo limpio.

El supervisor del grupo, Guillermo Salvador, explicó que las cuadrillas de  limpieza se desplazaron a lo largo del  día y uno de los trabajadores indicó que la recolección de desperdicios se redujo porque había menos botellas y vasos de cerveza en las calles.

Lenín Sánchez trabaja  junto al estadio y asegura que los residuos que deja la gente después de un partido es lo que  más incomoda a los moradores y reconoce que el Municipio cumple con los operativos de limpieza, pero no es suficiente.

En el sur de Quito, quienes viven alrededor del estadio Aucas, creen que la regulación a la venta de bebidas alcohólicas ayudó a mejorar el aspecto del sector. Patricio Chiluisa, trabajador de una mecánica, cuenta que la basura se redujo desde que los vendedores limpian sus puestos después de un partido y al dejar de vender cerveza “tampoco  dejan botellas por todos lados”.

Para Lucía Rivas, moradora del sector, la inseguridad es un problema que afecta a toda la ciudad, pero la presencia de personas alcoholizadas aumentaba el riesgo de asaltos y enfrentamientos en las afueras del estadio, pues los delincuentes aprovechaban las riñas para robar.

Las condiciones al interior de los estadios también mejoró. En el Olímpico Atahualpa, Diego Mejía, asegura que no hubo desmanes y que los baños estuvieron en mejor estado. No obstante, el hincha pide que se mejoren los graderíos y se instalen accesos para personas con discapacidad. En el estadio Aucas el público también pide la remodelación de las instalaciones. David Ponce, por ejemplo, pidió que amplíen los accesos.