Valle de Tumbaco necesita más escuelas
Durante los últimos 10 años, las parroquias del Valle de Tumbaco se han desarrollado de manera vertiginosa. Uno de los factores que influyó fue el boom inmobiliario que vivió —y aún lo hace— el sector.
Puembo se encuentra al nororiente de Quito y según datos de la Junta Parroquial ha tenido un crecimiento poblacional del 3,9%, es decir, allí habitan alrededor de 20 mil personas, de las cuales 5.000 son consideradas como población flotante porque no residen, sino que laboran ahí.
Una de las preocupaciones de las autoridades y de la comunidad es la infraestructura limitada de los centros educativos. Solamente la población escolar de la parroquia está calculada en más de 3.000 estudiantes.
La parroquia cuenta con seis instituciones fiscales y tres privadas. En los centros educativos públicos la población estudiantil sobrepasa la capacidad instalada. Por ejemplo, la escuela Joaquín Sánchez de Orellana acoge a 900 niños cuando la capacidad de la institución es para 400.
Con la distritalización de la educación creció la demanda de alumnos en las parroquias del sectorLa misma situación enfrenta la escuela Antonio Ulloa, cuya capacidad es de 300 alumnos, pero estudian 450. El colegio Nacional de Puembo tiene 1.000 estudiantes, cuando su capacidad es para 600. “Cuando salimos a jugar en el recreo los niños más grandes nos golpean con la pelota porque el espacio de nuestra escuela es muy reducido, muchas veces preferimos quedarnos en el grado”, comentó Mateo Guachamín de 7 años.
Micaela Hernández , de 8 años, dijo que en su escuela hacían falta más espacios verdes y juegos infantiles. Ella estudia en el establecimiento Sánchez de Orellana, donde hay solamente un patio de concreto con dos arcos de fútbol en los extremos.
Patricio Carrera, presidente de la Junta Parroquial, comentó que las autoridades educativas y municipales no consideraron el crecimiento poblacional de Puembo cuando establecieron la sectorización educativa, puesto que ello trajo como consecuencia una sobredemanda de alumnos para las escuelas y colegios del sector. “Necesitamos mejor infraestructura educativa. Dentro de la parroquia tenemos espacio para construir un nuevo plantel, ya hemos enviado solicitudes a las autoridades del Ministerio de Educación, pero lo que nos han respondido es que debemos esperar a que esa competencia sea asumida por el Municipio”, indicó.
Aurora Roldán es madre de Jonathan, quien estudia en la escuela Rafael Bustamante. Ella comenta que es importante para el desarrollo de los niños tener áreas verdes para jugar y desenvolverse en su entorno libremente. Roldán cree que la aglomeración de niños no permite una buena enseñanza.
Ricardo Bustillos es profesor de sexto año de Básica en la Escuela Sánchez de Orellana y comentó que todos los profesores de la institución tienen que estar pendientes y hacer doble turno para controlar que los niños no sufran accidentes o hagan travesuras. Esta misma situación la viven otras parroquias. Yaruquí y Pifo, por ejemplo, con la llegada del nuevo aeropuerto internacional Mariscal Sucre, el número de familias aumentó en el lugar y por ende la cantidad de estudiantes también.
En el colegio Yaruquí estudian más de 1.000 alumnos y el espacio ya no es suficiente para tantos jóvenes. Óscar Beltrán, líder parroquial, también pidió a las autoridades construir un nuevo centro de estudios.