¿Una mano de gato al San Roque?
Más de 1.200 comerciantes del Mercado de San Roque serían reubicados el próximo año en un lote que está por definirse en el sector Calderón. Cinco asociaciones de mayoristas (23 de Abril, 10 de Agosto, 2 de Diciembre, Los Choclos y Grupo de Comerciantes Independientes) solicitaron, en marzo pasado, al Municipio su deseo de trasladarse a otro sector porque, según sus dirigentes, sus ingresos habrían disminuido un 60%.
La reducción de sus ventas se agudizó -aseguraron- cuando empezó a funcionar el Corredor Sur Occidental, hace cuatro meses. Iván Guanoluisa, representante de la comisión de vendedores, considera que se trata de “un derecho tener un sitio digno para trabajar. Por ello solicitamos el traslado”.
Alioska Guayasamín, coordinadora de la Agencia Distrital de Comercio, señaló que el reordenamiento del Mercado de San Roque “es un tema en construcción”. “Ante la solicitud se organizó una mesa institucional que ha escuchado los diferentes planteamientos de los comerciantes y en conjunto hemos recorrido ocho lotes para buscar la mejor alternativa. Tres de ellos fueron mocionados por los mismos comerciantes”, informó.
La última opción que las cinco asociaciones de comerciantes aceptaron -hay un oficio del 4 de septiembre pasado- llevar un mapa adjunto en el que se propone la ubicación del mercado en el sector de Carapungo, entre la avenida Simón Bolívar y la Panamericana Norte, junto al establecimiento Mega Santa María (ver gráfico).
Mientras se concreta el traslado, Manolo Chiriboga, administrador del Mercado de San Roque, aseguró que la situación ahí es “insostenible”. “El mercado es un foco de ‘infección’ que padece de cinco males: inseguridad, acumulación de basura, alcantarillado, tendido de la red eléctrica y agua potable. En definitiva la cuestión estructural del mercado es deplorable”, sentenció.
Chiriboga comenta que el caos se generó porque originalmente la edificación fue construida hace 31 años para albergar a 600 u 800 comerciantes y actualmente existen aproximadamente 3.000. “La situación es más crítica los sábados, porque llegan más de 5.000 personas, lo que ocasiona un caos, tanto vehicular como delincuencial”, agregó.
Por otra parte, otro grupo de vendedores minoristas no están de acuerdo con el traslado. Solina de Gonzales, por ejemplo, vende huevos en la zona por más de 25 años y aseguró que si los obligan a dejar el mercado ella optará por montar su propio negocio en otra zona de la ciudad.
Guayasamín manifestó que planificación tomará en cuenta dos frentes: la reubicación de los comerciantes que quieran ir al nuevo terreno, al norte de Quito, y la rehabilitación del mercado para los que decidan quedarse.
“Estamos trabajando primero en la regularización de los comerciantes para luego conocer quién se va, quién se queda”. En la segunda fase se construirán obras emergentes, como alcantarillado, agua potable, el desalojo de ventas en las calles aledañas, campaña delincuencial, etc.
La funcionaria aseveró que la delincuencia, cachinerías, venta de drogas, basurales, congestión vehicular, son problemas innegables en la zona. “Trabajamos en un plan que no sea solo un ‘parche’. Al momento de trasladar el mercado no llevaremos los problemas y la rehabilitación del Mercado de San Roque es un asunto emergente”, aseguró.
Para los clientes, se trata de cambios urgentes que no solo garantizarán su seguridad, sino que también beneficiarán a la ciudad.