La familia andrade-oviedo regresaba a quito el domingo desde ibarra
Una correntada arrastró a Priscila y su pequeña hija
El viaje que Gustavo Andrade realizó el fin de semana con su familia a Imbabura, su lugar de origen, cambió su vida para siempre. Alrededor de las 21:00 del domingo regresaba abordo de su vehículo Vitara, con su esposa Priscila y sus dos pequeñas hijas, a Quito.
Entre los kilómetros 5 y 6 de la Panamericana Norte, a la altura del sector Oyacoto, se había formado una riada como producto de la tormenta que caía aproximadamente desde las 19:00.
La fuerza del agua y la presencia de piedras, troncos y lodo en la correntada, asustaron a los miembros de la familia que temieron por sus vidas y decidieron salir del vehículo para protegerse.
Gustavo y la mayor de sus hijas, de aproximadamente 6 años, lograron subir a un bus, de acuerdo con algunas versiones. Sin embargo, una correntada ocurrida en esos momentos arrastró a su pareja y a la menor de los integrantes de la familia Andrade-Oviedo, de alrededor de 3 años.
Los cuerpos permanecieron sepultados, alrededor de una hora, por una capa de lodo cerca del kilómetro 6 de la Panamericana. En medio de la desesperación de sus familiares, los cadáveres fueron recuperados y personal de la Fiscalía hizo el levantamiento cerca de la medianoche.
Gustavo, funcionario de la Asamblea Nacional, recibió los restos de su esposa y de su hija en el departamento de Medicina Legal de la Policía la mañana del lunes.
Estaba previsto que las llevara a Ibarra (Imbabura) para velarlas y darles sepultura.
Entre tanto, los pasajeros de los otros 50 vehículos que sufrieron por la correntada anteanoche no tuvieron daños, solo pasaron un gran susto.
Luis Ramos, director de Tránsito de la Policía Nacional, confirmó que ayudados por miembros de la institución y de los bomberos, los viajeros lograron liberar los automotores y continuaron su viaje.
Hasta el mediodía de ayer, los tres carriles que unen la parroquia Guayllabamba con Quito continuaban cerrados, mientras maquinaria y personal de la empresa Panavial limpiaban el tramo.
Mientras tanto, la circulación entre Quito y Guayllabamba era permitida a través de dos carriles de la otra mitad de la Panamericana y la subida hacia la capital se realizaba en la vía restante.
Omar Chamorro, viceministro de Infraestructura, señaló que los primeros análisis muestran que el reforzamiento de los taludes efectuado en la zona resistió bien y que no hubo grandes desprendimientos de material.
Según el funcionario, el problema fue causado por la cantidad de agua que bajaba por las quebradas de la zona y arrastraba basura, escombros, lodo, troncos y piedras acumulados en los cauces.
En tanto, los moradores de San Miguel Bajo, barrio ubicado sobre el talud de la zona en la que ocurrió la tragedia, atribuyen el suceso a la falta de alcantarillado.
Manuel Samuesa aseguró que aunque no llueve en el área, cuando lo hace “cae agua de a de veras, no tiene por dónde correr y baja por las quebradas”.
Según Samuesa, hace años piden al Municipio que construya el sistema de evacuación de aguas servidas y lluvias para evitar percances, pero no tienen respuesta hasta el momento.
El secretario metropolitano de Seguridad, Juan Zapata, anunció que se evaluaría la situación de la parte alta de la carretera para determinar cuál fue la causa real del suceso. (I)
DATOS
La tormenta que cayó anteanoche en la capital afectó 8 viviendas en el sector de Carapungo y una en San Miguel del Común, que fueron inundadas de lodo y agua.
Los habitantes de esos sectores del norte de Quito señalaron que la fuerza de la lluvia saturó los sistemas de alcantarillado, que no fueron capaces de evacuar la cantidad de líquido. Pidieron que se los mejore.
De acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), en las pasadas 24 horas cayó un promedio de 9,2 mm (litros) de agua por m² en las zonas cercanas al lugar del aluvión.
Hasta ayer, las estaciones meteorológicas del oriente y nororiente del Distrito Metropolitano de Quito y en el norte de Pichincha mostraban lluvias cercanas al 100% del promedio histórico de octubre.