Punto de vista
¿Un teletón hace a Quito más incluyente?
El concepto de teletón ha sido ya criticado por organismos internacionales (en octubre de 2014 la ONU cuestionó el teletón de México argumentando que promueven estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad, en vez de centrar su acción en la reinserción social y no discriminación hacia ellos) porque promueven un enfoque de compasión y lástima hacia las personas en situación de vulnerabilidad.
Un teletón, como el realizado en Quito el sábado pasado, no es el mecanismo más eficiente para la recaudación de fondos con fines sociales porque, al ser el Municipio un ente que subsiste con los impuestos de los quiteños, al tener un presupuesto mejor estructurado, ese tipo de eventos no serían necesarios.
Este año la recaudación del Teletón de Quito bordeó los $ 650 mil, pero al existir una planificación presupuestaria más eficiente por parte del Cabildo, podrían destinarse muchos más recursos a atender las demandas de los grupos vulnerables. Hemos visto cómo otros municipios han destinado mayores recursos para la atención social y el apoyo a organizaciones de la sociedad civil.
Pero hay que hacer una diferenciación clave entre lo que representa una política de lástima, que apunta al asistencialismo, vs. el empoderamiento de la sociedad civil de sus derechos. El asistencialismo viabiliza la entrega de fondos sin mejorar la participación de las fundaciones, por ejemplo, en el manejo presupuestario y en la construcción de políticas sociales para toda la ciudad, aquello que garantizaría mayores beneficios para los sectores a los que apoyan.
Además, hay que distinguir que no es lo mismo aplicar una política asistencialista en el área educativa como la entrega de becas o el bono de desarrollo humano, que obliga a las madres a garantizar la atención médica y la educación para sus hijos, en lugar de apelar al sentimiento de lástima.
De ese punto de vista, los quiteños debemos cuestionarnos: ¿Cuál es la lectura o aprendizaje que nos dejan eventos como el teletón? ¿Están exponiendo a los potenciales beneficiarios como personas con una necesidad o como copartícipes en la definición de las políticas para la ciudad? ¿Un teletón hace de Quito una ciudad más plural, democrática, justa e incluyente? Insisto en que quizá este mecanismo no es el más ideal.
Y que la recaudación de este año haya sido inferior a la de 2014, sin dejar de felicitar el espíritu de colaboración de los quiteños que se sumaron a esta campaña, obedecería a algunos factores: que quizá la política de la limosna no es lo que más inspira a los quiteños, la coyuntura económica o que evidentemente la popularidad del Municipio es ahora mucho menor. (O)