Tres barrios capitalinos reclaman obras más allá de la recuperación del espacio público
El barrio Villa Solidaridad, ubicado en el sur de la ciudad, nació hace más de 30 años cuando la mayoría de familias del sector llegaron desde el sur del país. Actualmente, unas 3 mil personas habitan esa zona.
Durante las tardes, la calle Susana Letor, la arteria principal del sector, se llena de vendedores ambulantes, los dueños de almacenes cuelgan los productos que ofertan en las paredes y las veredas se tornan estrechas porque la afluencia de la gente se incrementa.
El barrio tiene 2 sitios de encuentro: el parque y las canchas de vóley. El primero, de unos 200 metros cuadrados, siempre está lleno de niños y adolescentes. Tiene unos cuantos juegos infantiles y en el centro permanecen abandonadas unas casetas.
Niños de entre 2 y 10 años juegan en el espacio verde que tiene un aspecto descuidado: el césped está alto, la basura regada por doquier e incluso algunos perros callejizados se muestran agresivos con los transeúntes. Además, los juegos se encuentran dañados.
En noviembre pasado, el alcalde Mauricio Rodas visitó la zona para iniciar la adecuación del parque. En aquella ocasión prometió que la intervención en ese espacio sería parte de un conjunto de obras que permitirán que los habitantes del sector perciban un cambio.
“Un espacio público de calidad atrae la convivencia ciudadana y así se le va ganando terreno a la delincuencia, que es otro de los problemas que sufre el sector”, señaló el titular de la Alcaldía.
Pero los vecinos de Villa Solidaridad aseguran que aquello quedó únicamente en ofrecimientos.
“El Alcalde visitó nuestro parque en noviembre. Como todos los políticos solo hizo promesas que hasta hoy no se cumplen. Nos aseguró que el parque sería intervenido y cuidado por gente del Cabildo. Pero desde noviembre nadie más vino y el parque se deterioró”, reclamó Loide Niza, una de las primeras moradoras de la zona.
Uno de los problemas que se vive en el parque es que durante las noches, por falta de iluminación, se producen asaltos y el sitio se ha convertido en zona de expendio y consumo de drogas.
“El Alcalde Rodas nos dijo que el parque sería mejorado, pero no es así. Creo que no solo se necesita la refacción del lugar sino más seguridad, pues hay jóvenes que consumen drogas frente a los niños y nadie hace nada por remediar esto”, añadió Jorge Carapaz, otro de los vecinos del área.
La Comuna de Santa Clara de San Milán, al occidente de la ciudad, también reclama por una atención municipal a profundidad.
La comuna es una de las zonas consolidadas más antiguas de la ciudad, con una historia que se remonta 500 años atrás.
Hoy está habitada por unas 20 mil personas. Hace más de 50 años, las familias del sector se dedicaban a la agricultura y hace más de un siglo, era famosa por los hornos de barro que cocían ladrillos para las construcciones de la urbe.
Rodas visitó el lugar en julio y junto con su equipo de obras públicas realizó pequeñas intervenciones en el parque, las áreas deportivas y algunas calles, etc.
Pero el barrio continúa con necesidades, pues a pesar de la visita del Burgomaestre, la calle principal, Humberto Albornoz, se encuentra en mal estado, especialmente en el sector de la parada de la línea de buses Alfa. Allí, el adoquinado se muestra desgastado y las calles trasversales son de tierra.
“El Alcalde llegó a la comuna con un equipo de trabajadores; varios vecinos ayudamos en mingas y la cancha quedó bonita. Pero fue como algo ilusorio porque desde esa fecha hasta hoy, la comuna continúa con los problemas de siempre”, dijo la moradora María Galarza.
Otro problema que aqueja al sector es el de basura. “Pedimos que se nos entregue contenedores porque la acumulación de basura en la calle Albornoz trae consigo plagas, las ratas se meten a las casas y los perros riegan la basura”, señaló Segundo Cárdenas, morador del barrio.
Aquello, sin embargo, no es posible al momento puesto que el sistema de contenerización de desechos iniciado en 2012 en la ciudad comprende actualmente el área en la que rige el Pico y Placa. Y uno de sus límites es la av. Mariscal Sucre, sobre la que se encuentra el barrio.
Rodas visita de 4 a 5 barrios semanalmente, escucha a los moradores y generalmente arregla canchas y parques. No obstante, a lo largo y ancho de la ciudad se requieren obras más allá de la recuperación del espacio público.
Por ejemplo, el barrio Pueblo Unido también fue visitado en noviembre y allí el equipo del Alcalde cumplió el ritual de recuperar el parque, lo que alegró a los vecinos.
Pero ahora, su preocupación es la seguridad, pues el sector se ha convertido en el sitio de consumo y expendio drogas y bebidas alcohólicas. Así lo cuenta Oswaldo Zapata, quien pidió que se asignen policías metropolitanos al lugar, además del establecimiento de un Centro de Desarrollo Comunitario (CDC).
Otro inconveniente es la acumulación de basura en los días de recolección, pues en las esquinas se amontonan los desechos y los perros rompen las fundas y los residuos se riega en las calles.
“Nuestra petición principal para el Alcalde fue que nos colocara contenedores de basura; nos dijo que la primera quincena de enero los pondría, pero ya vamos más de un mes y el problema continúa en nuestro barrio”, dijo Sandra Quinga.