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El Telégrafo
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Entrevista /Cristóbal Buendía / presidente del observatorio CIUDADANo de movilidad

"Transporte no mejora a pesar de la inversión"

"Transporte no mejora a pesar de la inversión"
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
10 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

En febrero de 2015, el Consejo Metropolitano implementó un plan de fortalecimiento a la calidad del servicio de transporte público que consiste en la entrega de recursos públicos a favor de los transportistas, a cambio del cumplimiento de parámetros que permitirían que la calidad del servicio mejore.

A partir de ello, el Observatorio Metropolitano de Movilidad constituyó una veeduría para verificar los 9 parámetros de los que se compone el plan, si tienen una incidencia real en la mejora del servicio de transporte público y si mejoró a partir del pago que se realiza.

¿Cuáles son los problemas que los usuarios detectan?

La mayoría de personas determina que el servicio no es seguro, que no es cómodo y que no existe. Esto último es muy importante porque qué significa que no lo tienen. Por ejemplo, si yo vivo en La Argelia, a las 18:00 ya no tengo servicio de bus. Si soy un estudiante de 8 o 9 años y a pesar de esperar el bus en la parada, no me paran, no tengo servicio. O si vivo en el barrio Bolaños o en Miravalle, a la hora que sea tampoco tengo el servicio.

¿Cuál fue el principal hallazgo de la veeduría?

Encontramos inconsistencias y ambigüedades. Por ejemplo: todos los parámetros considerados para medir la calidad del servicio de transporte público son parte de la Ley de Tránsito: contratos de operaciones, las ordenanzas 247 y 194, entre otras. Por tanto, son de cumplimiento obligatorio, no solamente para los transportistas, sino para todos los ciudadanos.

Por ello no creemos consistente que les paguen por cumplir la ley y menos cuando ni siquiera lo hacen.

¿Cuáles son los indicadores reales de la mejoría del servicio?

Al ser un tema de calidad de servicio, la percepción de los usuarios es la única que puede comprobarla y calificarla.

Por ello decidimos hacer una encuesta, en conjunto con la Universidad Central y, a través de 40 preguntas, consultamos a cerca de 2.100 usuarios de toda la ciudad de Quito (norte, sur, centro y periferia), su percepción con respecto al servicio de transporte público. 9 de cada 10 personas creen que no ha mejorado.

¿Qué significan estos resultados en términos de gestión municipal?

Que el valor entregado a los conductores no genera ningún cambio ni mejoría. Estamos hablando de cerca de $ 50 millones que provienen de recursos públicos, que deben conseguir un resultado. Esto no se ha conseguido, pero el Municipio no ha pedido cuentas ni devolución de los recursos, ni los transportistas han devuelto el dinero cobrado por servicios que no están prestando.

Ese dinero podría representar 50 nuevos trolebuses eléctricos para la ciudadanía o 10 nuevos vehículos articulados.

¿Mejoró el transporte público municipal a partir de la declaratoria de emergencia?

No ha mejorado en nada y la percepción de la gente tampoco ha variado. La emergencia declarada no suplió las carencias básicas que tiene el servicio de transporte público. Compraron llantas, vidrios, lubricantes, que son artículos que no deberían ser comprados mediante declaratoria de emergencia.

¿Qué soluciones plantean?

Proponemos un indicador de control, que es precisamente la opinión de los usuarios a través de una encuesta. Un ejemplo cercano es la encuesta anual aplicada en Colombia denominada ‘Bogotá, ¿cómo vamos?’, que se ha convertido en un termómetro de medición de la gestión del alcalde. Así los usuarios podrán evaluar las acciones municipales y el Cabildo no propondrá obras con base en lo que ellos se imaginan, sino a necesidades y peticiones reales.

¿Cuáles son los resultados esperados?

Que el Concejo Metropolitano conozca el informe y establezca un control a través de sus potestades de fiscalización, y que el Alcalde tome los correctivos necesarios. Pero, sobre todo, que los costos no se determinen por el valor de las llantas o de cuánto cobra el chofer, sino por lo que desea la gente. Hay que establecer una tarifa real, que sea una muestra veraz del servicio de transporte público que queremos, para que ni usted como operador ni yo como ciudadano nos podamos quejar después. (I)

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