El barrio balcón quiteño, ubicado en la zona occidental, es uno de los sitios que aún esperan el servicio
Solo al 1,50% de Quito le falta agua
El cabello de Dolores Cajamarca (70 años) tiene el mismo color que el de la neblina que normalmente cubre en horas del mediodía al barrio Balcón Quiteño, ubicado camino a la cima del volcán Pichincha.
Su andar es cansino y lleva un balde mediano de color blanco que se apresta a llenar en una precaria instalación de agua ubicada cerca de su casa, la cual moja la calle con su intermitente goteo.
Dolores se sienta al filo de la vía, al borde de la cual se alza un bosque de pinos. Mira la llave de agua y la abre para que un chorro pequeño empiece a llenar el recipiente.
Un poco de habas tostadas acompaña la espera de la mujer que toma un puñado del líquido y se moja el rostro al tiempo que ríe. “Desde que era niña recuerdo que nunca hemos tenido agua en este sector. Mis hermanos y yo vivíamos en la hacienda Bellavista, a pocos kilómetros de aquí. Para nosotros sería un sueño tener agua”, aseguró.
Balcón Quiteño es un barrio que no se encuentra regularizado. Viven allí alrededor de 100 familias, las que desde hace 7 años intentan su regularización.
Luis Cajamarca (52) vive en este sector desde hace más de 30 años. Tiene 3 hijas y 2 nietos. El segundo piso de su casa lo terminó hace 1 año y allí construyó una lavandería cuyo contenido sirve para lavar la ropa, cocinar los alimentos y para el aseo de los miembros de la familia.
“Si ahora tenemos estas acometidas (entubadas) se debe al trabajo de los vecinos del barrio. De niño recuerdo que con mi madre caminábamos hasta una de las vertientes de la montaña a recoger agua para toda la semana”, relató.
Él coincide en que la situación no ha variado mucho, pues el agua que circula por la precaria red existente proviene de la misma vertiente de donde hace años obtenían el líquido. Lo único que cambió es que se logró que el servicio ahora llegue más cerca. Incluso varios de los moradores comentaron que continuamente existen riñas debido a la repartición inequitativa del recurso.
Leonor Guachamín (48), otra vecina, recordó que hace 20 años el barrio se unió con el fin de lograr el “entubamiento”. “Fue en un verano que todo el barrio decidió trabajar conjuntamente: adultos, niños, papás, abuelos, todos poníamos algo para lograr este propósito”, dijo.
Esta historia, que se repite sobre todo en algunos sectores rurales del Distrito Metropolitano, se ha convertido en las últimas décadas prácticamente en una excepción y se vive básicamente en zonas no legalizadas por las autoridades.
Esto porque la cobertura del servicio en el cantón alcanza el 98,50% a nivel general; en el área urbana, la cifra es de 99.93% y del 94,91%, en la rural. Además, el líquido registra un 99% de calidad.
Para ello, en los últimos 4 años, la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) construyó 325 kilómetros de redes de agua potable, ejecutó 487 proyectos y prevé realizar 109 más.
Por eso, los habitantes de Balcón Quiteño mantienen la esperanza de tener agua limpia un día. Aunque por ahora, cada familia recoge de 2 a 3 veces por semana el líquido.