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San Francisco ha recibido $ 3,8 millones en 14 años

Los religiosos franciscanos reconocen que aunque hay espacios del interior del convento quiteño que necesitan ser restaurados, la situación del inmueble no es calamitosa. FOTO: JOHN GUEVARA
Los religiosos franciscanos reconocen que aunque hay espacios del interior del convento quiteño que necesitan ser restaurados, la situación del inmueble no es calamitosa. FOTO: JOHN GUEVARA
04 de mayo de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

El convento de San Francisco (Centro Histórico) ha recibido una continua línea de apoyo tanto técnico como económico para su conservación y rehabilitación por parte del Municipio Metropolitano de Quito en los últimos 14 años.

Así, a través del  exFondo de Salvamento de Centro Histórico (Fonsal) y el actual Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), desde el año 2000 se ha invertido en el complejo arquitectónico, en total, $ 3’842.098 en varios frentes de trabajo tales como: estudios arqueológicos, intervenciones en esculturas policromadas, intervenciones en bienes muebles, obras de arquitectura, sistemas de iluminación, energía, sonido y seguridad para la iglesia. A esto se sumó la conservación de la fachada de piedra, portada de ingreso al convento y capillas de Cantuña y San Carlos.

En años anteriores también se realizó la impermeabilización de las cubiertas de la iglesia, restauración del artesonado de la nave principal del templo, rehabilitación de pisos de este, impermeabilización de  cubiertas del convento, intervención en esculturas y pinturas, intervención en el atrio, así como la rehabilitación de la plaza que preside al conjunto arquitectónico.

Así se desprende de información proporcionada por el IMP.

Actualmente, el Plan de Gestión elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con la participación de organismos nacionales, internacionales y el Instituto de Patrimonio, tiene planificado la inyección de $ 1’200.000. 

El sistema de gestión propuesto, se basa en modelo público-privado que garantiza la participación de los diversos grupos que tienen injerencia e interés en la conservación y gestión de San Francisco. Incluye a la comunidad franciscana, el Ministerio de Cultura, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el Distrito Metropolitano de Quito. 

El Plan también contempla la creación de un fideicomiso a donde ingresarán los recursos provenientes de las actividades turísticas delineadas en el Plan y los aportes voluntarios de todos aquellos grupos y personas que quieran sumarse a la causa.

Los detalles de la forma de recolección de estos recursos generaron inconformidad en el alcalde saliente Augusto Barrera.

Esto luego de que Alcira Sandoval Ruiz, responsable del sector cultura de la Unesco para la región andina, anunciara durante el último Domingo de Ramos, en la plaza de San Francisco, un plan de colecta pública para obtener recursos para la rehabilitación del convento. Según la funcionaria, hasta 2015 se prevé mediante este sistema obtener $ 1 millón.

Esta idea molestó al actual Burgomaestre capitalino, quien la rechazó diciendo y que ya hay políticas públicas para la regeneración y conservación y que estos se encuentran en marcha.

Al respecto, el superior del convento, Carlos Amendaño, comentó que se busca parte del dinero de esa forma porque la comunidad no cuenta con los recursos para ejecutar dicha labor.

En es marco, la directora para Ecuador del organismo de la ONU, Saadia Sánchez Vegas, envió una carta al Alcalde en la que reconoce el trabajo municipal en el mantenimiento del convento.

La comunicación resalta, entre otros aspectos, la participación de la Alcaldía del Distrito Metropolitano de Quito como actor de primerísima relevancia en el diseño del Plan de Gestión Integral.

También reconoce el esfuerzo del gobierno local entre 2009 y 2012, al destinar un presupuesto de cerca de $ 2 millones para conservación.

Detalles del plan

El plan coordinado por la Unesco para restaurar y, posteriormente, conservar la infraestructura franciscana busca la generación permanente de recursos, para que la comunidad cuente siempre con dinero para mantener las instalaciones.

Para ello plantea, entre otras cosas, restaurar la cervecería artesanal que funcionaba hasta mediados del siglo XX, además de recuperar su producción y ofrecer la bebida en cantidades moderadas a los turistas que lleguen a futuro el espacio.

Esa es precisamente una de las estrategias delineadas para incrementar el número de visitantes, cuyo número actual está calculado en 48 mil por año.

Como parte de eso se planea que el complejo sirva también como alojamiento espiritual y de meditación para personas a las que se elegirá de manera meticulosa.

Sandoval Ruiz especificó que no se busca generar un gran flujo de turistas sino, únicamente, abrir nuevas vías de obtención de recursos, además de las visitas al museo Fray Pedro Gocial.

La funcionaria también dio a conocer que tras los trabajos de restauración, se requerirían $ 170 mil anuales para conservar el inmueble y los elementos que lo conforman. 

Datos

El convento de San Francisco está reputado como una de las estructuras religiosas más grandes de América Latina.

La construcción de la iglesia y el convento quiteños se inició alrededor del año 1537, apenas 3 años después de la fundación española de la ciudad.

Este primer proyecto concluyó con la edificación de un templo provisional que se mantuvo hasta 1550, cuando se inició la construcción del edificio actual y que fue culminado hacia 1680. Aunque este fue oficialmente inaugurado en el año 1705.

Un análisis arquitectónico establece que el conjunto conservó la tipología clásica de los monasterios medievales en cuanto a forma y distribución de espacios.

La extensión del conjunto está estimada en alrededor de 3 hectáreas y está compuesto de la iglesia principal, varias capillas, además de claustros y el espacio en el que funciona el colegio San Andrés.

Tanto el templo como las capillas y los varios claustros del Convento sufrieron varios cambios a partir de mediados del siglo XVIII, sobre todo por los varios terremotos que debió enfrentar (el más fuerte en 1868, cuando cayeron las torres originales).

A partir del año 1895 y hasta 1960, se produce un nuevo uso de espacios y llega la modernidad al conjunto. Pese a que San Francisco ha conservado casi inalterablemente su estructura física, en esta etapa ocurrieron cambios vinculados a la aplicación y uso de nuevas técnicas y materiales de construcción al momento de las intervenciones.

La modernización de la ciudad hizo que, por aquella época, las instalaciones conventuales se beneficiaran también de servicios de luz eléctrica, agua potable, alcantarillado y teléfono permanentes.

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