Recuperar el bosque nativo tras un siniestro tomaría al menos 50 años
La remediación ambiental en las áreas afectadas por los incendios forestales en la capital de la República tomaría al menos medio siglo. La directora del Jardín Botánico de Quito, Carolina Jijón, explicó que la reforestación de un remanente natural costaría alrededor de 7.000 dólares por hectárea y tarda décadas en recuperarse.
La evaluación de la pérdida de especies por parte del Municipio se hará a fines de año, según los expertos la remediación, pero debe empezar cuando termine el verano, es decir, en octubre. “No hay que perder tiempo”, anotó Nathalia Bonilla, vocera de Acción Ecológica.
Después de un incendio la tierra queda desgastada, con residuos de carbón y tóxicos, por lo que es aconsejable dejarla reposar. Lo que propone la fundación ecológica es iniciar la limpieza de los restos y raíces de los árboles no naturales del área andina, principalmente del eucalipto, para luego empezar la fase de reforestación.
El eucalipto está dentro de los árboles pirófilos (que atraen el fuego) porque absorben más de 80 litros de agua diaria, resecando el terreno a su alrededor y evitando que el remanente de flora natural crezca. Además, sus semillas y raíces resisten el fuego y vuelven a crecer con facilidad. “Lo primero que se debe hacer es quitar las raíces de esos árboles y luego dejar reposar la tierra para empezar a plantar vegetación nativa”, explicó Bonilla.
Para la directora del Jardín Botánico, la reforestación es necesaria pero encuentra una dificultad: que no existen viveros suficientes para repoblar con plantas nativas los sectores que se quemaron durante el verano. Bonilla, en cambio, considera que el tiempo que tome la limpieza de la tierra y el retiro de las raíces de los árboles no naturales, paralelamente se puede crear un vivero con plantas nativas, pues estima que el proceso tomará al menos un año.
El planteamiento de las autoridades es trabajar de la mano con las comunidades para el cuidado de las especies de la flora y la fauna. Ese es el caso de la comunidad La Tola Chica, asentada en las faldas del cerro Ilaló, en el oriente de Quito. Ellos crearon dos viveros comunales en los que trabajan la misma población. Así recuperaron el remanente natural del cerro y han plantado 30.000 árboles.
Los moradores también venden las plantas para sustentar el proyecto de la comunidad, pero su objetivo fundamental es proteger el cerro como un espacio verde para la ciudad. Los jóvenes también están preocupados por el alto índice de incendios en la capital. La próxima semana realizarán un plantón en la Estación de Bomberos Nº 4, ubicada en las calles Veintimilla y Reina Victoria, para concienciar a la sociedad sobre el cuidado del ambiente y evitar los incendios forestales.
El Distrito Metropolitano es rico en ecosistemas: cuenta con páramos, bosques secos, bosque tropical y subtropical. Las plantas que se han perdido solo en las faldas del Pichincha por los incendios forestales son el mortiño, sigse, paja y valeriana. En la fauna: venado de páramo, conejos y aves.
En Puembo y Zámbiza se quemaron el penco negro y blanco, la tuna, cactus, arrayán, algarrobo y otros. Entre los animales propios de la zona están los ratones de campo, el búho terrestre y el jilguero pico de loro.
Solo en la mañana de ayer el Cuerpo de Bomberos registró 11 incendios forestales. El de mayor magnitud ocurrió en el volcán Pululahua (noroccidente de Quito), en el que intervinieron 80 personas de varias entidades de socorro tras recibir la llamada de auxilio a las 04:05.
Además, para sofocar las llamas se descargó agua sobre el área del flagelo desde un helicóptero. Otros incendios se suscitaron en varios sectores: a las 08:00 en Guápulo, 09:05 en La Tola Baja, 09:47 en Miraflores, 11:19 en El Trébol y 11:46, en el sector de Luluncoto.