Quito tiene aún 7.932 ha disponibles para construir
En el Distrito Metropolitano capitalino existen actualmente, según datos del Municipio, 7.932 hectáreas disponibles para fines de construcción por primera vez. Esto corresponde a 86.448 predios sin edificaciones en su interior.
De este total de áreas vacantes, el 48% son terrenos en la parte urbana y el 52% restante está ubicado en las parroquias rurales.
Las zonas no habitadas están distribuidas en las áreas de Quitumbe, Tumbaco, Los Chillos, Calderón, La Delicia y las parroquias noroccidentales (ver gráfico).
Y ese es el espacio en el cual la ciudad puede crecer todavía en sentido horizontal.
Dicha posibilidad es controlada por el Municipio, que en 2011 estableció límites para el aparecimiento de nuevos asentamientos humanos más allá de los actuales extremos de la urbe.
Así, el Cabildo estableció que Quito solo podrá crecer horizontalmente hasta Quitumbe (sur); Carcelén, Pomasqui y San Antonio (norte); Calderón y Llano Chico (nororiente) y Los Chillos y Píntag (suroriente).
Al respecto, René Vallejo, secretario de Territorio, recalcó que aún hay suelo disponible dentro de los límites capitalinos. Y explicó que la restricción del crecimiento horizontal se produjo porque una de las tesis fuertes del Plan de Quito es no permitir más la expansión urbana. “En todas estas áreas (permitidas) se puede abastecer a la población de servicios. Es también por un tema de eficiencia económica, pues sería ineficiente seguir extendiendo los límites de la ciudad desperdiciando lo ya invertido en infraestructura”, explicó el funcionario.
Y para abonar dicho argumento citó cifras del Cabildo, según las cuales, el crecimiento geográfico urbano triplica o cuadriplica al poblacional. Es decir, que si en 10 años la población aumenta en un 10%, el territorio se expandirá en el mismo periodo un 30% o 40%.
En la actualidad, el número de habitantes de la ciudad crece anualmente un 2,2%. Y ello ha implicado que las autoridades municipales traten de organizarla buscando un desarrollo urbano y rural equilibrado. Ello porque a partir de los años sesenta, la capital se extendió de forma desordenada; un ejemplo de eso es la actual proliferación de nuevos barrios en las laderas del Pichincha y el Atacazo, por lo que en 30 años se habrían perdido 2.800 hectáreas de bosque protector.
Ante esta situación, en septiembre se aprobó una ordenanza que impide que se ocupe más territorio en las laderas para viviendas, protegiendo alrededor de 41 hectáreas.
Y en ese marco, las autoridades privilegian hoy por hoy, el crecimiento vertical.
Y en ese sentido, uno de los aspectos más importantes ha sido la salida del antiguo aeropuerto, pues aquello favorece la posibilidad de incrementar el número de pisos de las edificaciones ya que la ciudad se libera de las reglas de altura que imponen las normas internacionales de seguridad aeroportuaria.
Hoy, los sectores de la urbe donde se encuentran los edificios más altos son la avenida Patria y la zona del parque La Carolina, en los que existen inmuebles de 16 y 20 pisos.
Y desde la nueva perspectiva, en la capital ahora se podrán construir edificios de hasta de 30 pisos en determinadas zonas (av. De la Prensa, 10 de Agosto, 6 de Diciembre y Mariscal Sucre).
El nuevo centro de crecimiento (vertical) capitalino se prevé que estará alrededor del parque Bicentenario.
En el caso de sitios como el sur de la ciudad, está permitida la construcción de inmuebles de hasta 10 pisos. En los valles se permite la edificación de hasta seis pisos, incluido el sector de Tababela.
Para la edificación de grandes estructuras, la Secretaría de Territorio plantea una reestructuración parcelaria; es decir, se requerirán lotes de 5.000 metros para construir dichos inmuebles.
Al respecto, Handel Guayasamín, presidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha, señaló: “El crecimiento en altura en la ciudad es una acción positiva, porque lo que hacemos es densificar el uso del suelo y de las estructuras ya existentes. Para que este proceso se desarrolle, debe estar acompañado de un diagnóstico previo de lo que son las capacidades de las redes de servicios básicos, infraestructura vial (...) Y donde se construyan edificaciones que alcancen los 30 pisos, se debe plantear una política de desarrollo urbano que privilegie el espacio público”.