Nuevo proyecto de agua para Quito avanza en el 34%
Segundo Paucar nació en Guamote (Chimborazo) en 1943, pero llegó a Quito cuando tenía tres años a vivir con un tío materno.
Recuerda que la ciudad era pequeña y “que no había mucha agua”. Cuando se casó en 1965, fue a vivir en el flanco occidental del cerro Panecillo, cerca de lo que hoy es la calle Necochea (centro-sur de Quito).
Dice que la distribución del líquido no mejoró por aquellos tiempos; incluso habría empeorado con el aumento de la migración y el crecimiento de la urbe.
“En los años 70, el agua llegaba a la casa por horas; sobre todo en la noche. Dejábamos abierta la llave y una manguera dentro de la lavandería para que empezara a llenarse. A la madrugada yo me levantaba para llenar hasta las ollas”.
Sonríe al recordar que sus hijos -pequeños entonces-, se bañaban únicamente los sábados. Él lo hacía con más frecuencia para ir a su trabajo, aunque la costumbre del baño diario no era una norma estricta por aquella época.
Las cosas cambiaron a inicios de la década de 1990. La construcción del proyecto Papallacta y del Mica-Quito Sur incrementaron la oferta de líquido y mejoraron la calidad de vida en la capital.
“Mis nietos han abierto la llave toda su vida y han tenido agua para todo. Ellos no saben lo que es escasez”, dice el mecánico jubilado.
No obstante, las proyecciones de crecimiento de la ciudad determinan, según lo establece el Plan Maestro de Agua Potable de la capital, la necesidad de incrementar la oferta de líquido para evitar problemas de abastecimiento a partir del año 2020.
De acuerdo con datos del Municipio, el Distrito Metropolitano consume en promedio 8 metros cúbicos de agua por segundo (m³/s) y la producción bordea actualmente esa cifra.
Cada día los quiteños consumen 0,2 metros cúbicos (m³) de agua por habitante, es decir 0,05 m³ más del promedio mundial (0,15 m³). Una familia quiteña utiliza alrededor de 24 m³ de agua potable al mes.
La capital supera el promedio de muchas urbes con más densidad poblacional. Bogotá (Colombia), con siete millones de habitantes, utiliza 0,14 m³ diarios por persona.
Para ello, la Alcaldía capitalina inició la construcción del proyecto Chalpi Grande en noviembre pasado, a cargo de la empresa Hidalgo & Hidalgo.
El objetivo es obtener un caudal extra de 2,2 metros cúbicos por segundo (m³/s) del río Chalpi, ubicado en la provincia de Napo y tres de sus afluentes. Con ello se prevé garantizar el servicio en todo el distrito hasta el año 2040.
En los trabajos se invierten $ 40 millones que provienen de un crédito provisto por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).
Está calculado que los trabajos terminen en noviembre de 2019. De acuerdo con la empresa municipal Agua de Quito, las obras registran un avance del 34%. La construcción de la captación del río Encantado tiene un avance del 92%; Chalpi B está en 80%; Chalpi A, en 50% y Chalpi C, en 5%.
En tanto que la fabricación e importación de la tubería y el equipo electromecánico se hallan en proceso.
De forma paralela, el 2 de junio arrancó la ampliación de la Planta de Tratamiento de Agua Potable Paluguillo, como parte del proyecto Chalpi Grande.
En este tramo se invierten $ 17’185.560, provenientes del crédito de $ 70 millones otorgado por la AFD.
Con la ampliación se prevé incrementar la capacidad de producción de agua de 0,6 m³/s a 1,6 m³/s, mediante la construcción de dos módulos de 0,5 m³/s, con el objeto de atender la demanda de las parroquias rurales ubicadas en el nororiente del Distrito.
Paluguillo se alimentará del caudal extra que el río Chalpi Grande y sus afluentes vierten hacia la Amazonía ecuatoriana. (I)