Quito: ciudad precursora del proceso emancipador americano
Los estudiosos de la historia consideran esta fecha como un anticipo del proceso emancipador, que se consolidó con la Revolución del 9 de octubre de 1820 y se selló en 1822 con la Batalla del Pichincha.
Entonces, bien se puede decir -parafraseando al historiador marxista Eric Hobsbawm- que el 10 de agosto de 1809, fue el comienzo del fin de la larga etapa colonial en los territorios de la Real Audiencia de Quito, que en las postrimerías del siglo XVIII exigía un nuevo modelo político, social y económico, acorde con los cambios ocurridos en el mundo -independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Para esta época el imperio español declinaba, lenta, pero inexorablemente.
Contexto histórico
En 1808 las tropas de Napoleón Bonaparte invadieron España. Los defensores del rey -Fernando VII- reaccionaron instalando en Sevilla una Junta de Gobierno que declaró que los dominios españoles de América no eran colonias sino parte integrante de la monarquía, con derecho a enviar diputados a la Junta Central.
De ahí que tres ecuatorianos: Vicente Rocafuerte, José Mejía Lequerica y José Joaquín de Olmedo, fueron parte de los 12 diputados americanos que concurrieron a Cádiz para participar en la Asamblea Constituyente reunida allí desde 1810 hasta 1814. El trío defendió los derechos y las necesidades de América: Olmedo, denunció lo que había significado para los pueblos originarios la terrible institución de las mitas. Mejía Lequerica criticó duramente a la Inquisición; y, al conocer la noticia sobre la masacre del 2 de agosto defendió la causa de los próceres asesinados.
Los hechos
La confabulación que dio lugar al 10 de agosto de 1809 había comenzado un año antes. Sin embargo, los conjurados fueron descubiertos y apresados. Una vez liberados se reorganizaron y en la noche del 9 de agosto -en casa de Manuela Cañizares- el plan se puso a punto. Con la detención, al día siguiente, del conde Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia, consiguieron triunfar sin derramar -en principio- una gota de sangre.
La primera Junta Soberana de Gobierno se instaló -en la Sala Capitular de San Agustín- el 16 de agosto y los connotados ciudadanos quiteños que la integraron, entre ellos, Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre, presidente; el obispo José Cuero y Caicedo, vicepresidente, juraron en nombre del rey Fernando VII.
Entre los años 1809 y 1812 se conformaron, en Quito, dos Juntas Soberanas de GobiernoLos españoles reaccionaron enviando tropas a Quito para sofocar la rebelión. La situación era tan desesperada que en octubre, Pío Montúfar traspasó la presidencia a Juan José Guerrero, conde de Selva Florida, quien a los pocos días entregó el mando nuevamente a Ruiz de Castilla, que ordenó apresar a los participantes de la revolución de agosto. Cayeron más de 60 -Juan Pío Montúfar logró huir-.
Mientras tanto el pueblo quiteño, víctima de los atropellos de las tropas del coronel Arredondo, estaba al límite. Y el 2 de agosto de 1810 estalló y en masa marchó a liberar a los presos. José Jerés con un grupo al cuartel de Santa Fe por las armas y luego al Real de Lima. Allí Landáburo, Godoy, Mideros y Mosquera, intrépidos capitanes del pueblo, se enfrentaron con las tropas realistas. Fueron asesinados: Salinas, Quiroga, Larrea, los dos Ascázubi, Morales, Villalobos, Melo, Tovar, Aguilera, Olea, Juan Larrea, el cura Riofrío, los patriotas del 10 de agosto. La carnicería duró todo el día y se extendió hasta las calles.
Los eventos del 2 de agosto provocaron la protesta unánime de las Juntas de Gobierno americanas: Caracas, Buenos Aires, México, Santa Fe y Santiago de Chile.
El 15 de febrero de 1812 se expidió la primera Constitución Política, fundando así el primer Estado libreUn mes después llegó a Quito el enviado real Carlos Montúfar, hijo del marqués de Selva Alegre. Quien estructuró la Segunda Junta de Gobierno: Ruiz de Castilla, presidente -renunció después-; Juan Pío Montúfar y el obispo Cuero y Caicedo como vicepresidentes. Los vocales, elegidos en un cabildo abierto, encarnaban a la aristocracia, el clero y los barrios, es decir todos los estratos de la sociedad quiteña de entonces.
Pero ya el germen independentista estaba inoculado. Así el 4 de diciembre de 1811 se reunió en la capital el Primer Congreso de los Pueblos Libres de la Presidencia de Quito. A los pocos días el obispo Cuero y Caicedo propuso la segunda declaración de la independencia de España. El 15 de febrero de 1812 se expidió la primera Constitución Política, conformando así el primer Estado independiente y soberano en el territorio del actual Ecuador.
Este primer ensayo libertador terminaría en ese mismo año, cuando Toribio Montes, nombrado presidente y capitán general de Quito, entró en la capital el 8 de noviembre. Carlos Montúfar fue ejecutado por los españoles en 1816.
IDENTIDAD NACIONAL SE RECUPERA
En escuelas y colegios ayer se recordó la fecha cívica, a través de interpretaciones sobre la reunión que mantuvieron los próceres en casa de Manuela Cañizares, lo que dio paso al Primer Grito de la Independencia.
Para Kléber Loor, decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, actos como estos buscan recuperar la identificación plena de lo que significa ser ecuatoriano, con la historia y sus símbolos. “Creo que antes de este Gobierno se estaba perdiendo de manera vertiginosa el civismo”, consideró Loor. Para él, el Gobierno es muy nacionalista y eso se nota “desde las campañas, por ejemplo la canción Patria se ha recuperado y es hermosa”.
Otro símbolo que resalta es la figura de Eloy Alfaro porque constantemente se recuerda su legado. Con esto coincide Leonardo Vicuña, fundador del movimiento Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), quien detalló que es parte de un proceso de concienciación. “La propaganda ha influido porque no solo son las frases sino el proyecto en conjunto”, aseveró.
Para el catedrático Eduardo Villacrés se necesita mejorar la educación para que sea un verdadero civismo.