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LA COOPERATIVA QUE DIO INICIO AL SECTOR ESTÁ EN CAMINO DE DESAPARECER PARA DAR PASO A LA FORMACIÓN DE UN BARRIO

Pueblo solo Pueblo le debe su desarrollo a la organización

Los habitantes de Pueblo solo Pueblo, en especial los niños, disfrutan del parque de 8.900 m² construido por la actual administración municipal mediante una inversión de $ 491.650 en un área donada. Foto: John Guevara | El Telégrafo
Los habitantes de Pueblo solo Pueblo, en especial los niños, disfrutan del parque de 8.900 m² construido por la actual administración municipal mediante una inversión de $ 491.650 en un área donada. Foto: John Guevara | El Telégrafo
23 de febrero de 2014 - 00:00 - Ela Zambrano, comunicadora Social

La historia de Pueblo solo Pueblo, barrio quiteño ubicado al sur de la urbe, inició en 1982, cuando un grupo de trabajadores de distintas ramas y procedencia decidió organizarse en una cooperativa con el objetivo de conseguir vivienda a buen precio. Pensaron en un proyecto para “pueblo, solo pueblo”; de allí el nombre.

Las primeras reuniones de los integrantes de la cooperativa se hicieron en un local situado en la avenida 24 de Mayo, hace más de 30 años. Para formar parte de esta había que dar una cuota de entrada de 5.000 sucres. Empezaron con 50 socios y en 4 años alcanzaron 1.016 integrantes, que son los mismos que ahora son vecinos del sector.

Una vez organizados, compraron 34 hectáreas de terreno de la entonces Hacienda Agrícola S.A. o Hacienda La Arcadia, de propiedad de la familia Pérez Pallares, recordó Guido Araujo, presidente de la cooperativa de vivienda. Los lotes de terreno son de 200 m² y alcanzaron un precio de 140 mil sucres en aquel entonces.

Actualmente, un lote cuesta aproximadamente 35 mil dólares. La mayoría de los socios proviene de Tungurahua, Cotopaxi, Azogues, Manabí y Loja.

El sector pasará a llamarse La Arcadia, cuando concluyan todos los procesos de legalización.


Los primeros habitantes del sector empezaron su sueño de tener un hogar a inicios de los ochenta.
Pueblo solo Pueblo pertenece a la parroquia Quitumbe y se asienta sobre la avenida Maldonado; colinda con los barrios Villas de Toledo y La Valvina (norte); Ejército Nacional Segunda Etapa (sur); barrio El Blanqueado (este) y Ejército Nacional Primera Etapa y Cooperativa 26 de abril (oeste).

La novedad por estos días en este barrio, es el nuevo parque. Un espacio de 8.900 m² con área de juegos, cancha de uso múltiple, fuentes de agua con área de picnic, circuito de atletismo y ciclovía. Esta obra fue entregada en diciembre del año pasado y supuso una inversión de 491.650 dólares.

El administrador ad hoc del parque es Luis Cevallos, uno de los miembros fundadores de la zona. Hace unos días, daba instrucciones a los chicos sobre qué tipo de zapatos están permitidos usar en la cancha de fútbol sintética.

En una pausa, comentó que el parque se llena de niños, jóvenes y adultos en la noche, y que para.obligarlos a que vayan a dormir, apaga las luces a las 23:00.

Mientras los niños se mojaban con el agua de los juegos, Norma Andrango comentó que Pueblo solo Pueblo “ha cambiado bastante”. Rememoró que antes, “todo era un potrero pantanoso” y que dependía de la presencia de lluvia o de Sol para que se convirtiera en “lodo solo lodo” o “polvo solo polvo”.

Orgullosa de su barrio, Norma afirmó que para este año les han ofrecido terminar el colegio réplica del Mejía, situado en el corazón del sector y que tendrá una capacidad para 840 alumnos. “Ojalá beneficie a los chicos del sector”, afirmó la moradora.

El Gobierno Nacional ha previsto una inversión de aproximadamente 3 millones de dólares y, según las autoridades de la Dirección Distrital de Educación No. 7, el colegio estará listo para el inicio del nuevo período lectivo, en septiembre de este mismo año. A pocos metros de allí, se está construyendo el Hospital Público Gíneco Obstétrico, que será administrado por el Ministerio de Salud.

Pero así como el presente de Pueblo solo Pueblo es alentador; su pasado, en el que incluyen sus calles, bordillos, alcantarillado, agua potable y otras obras se gestó gracias a la organización y al trabajo comunitario.

“A través de mingas se hizo el alcantarillado; las calles se abrieron con apoyo de la maquinaria del Consejo Provincial. Como esto era una finca, había que desbrozar hartísimo terreno”, señaló Araujo, al tiempo que remarcó que Pueblo solo Pueblo se construyó y organizó calle a calle y que, de alguna manera, la “envidia ayudó”.

Recordó que las mingas se organizaban por calles y cuando veían que una mejoraba, enseguida se organizaban en otra para lograr las mismas obras; así lograron darle vida al sitio.

El agua potable recién la consiguieron en 1992, al cabo de años de gestiones con la entonces Empresa Municipal de Agua Potable. Para solventar este tema, abrieron pozos de agua. “En algunas viviendas salía el agua pura, en otras en cambio, tenía muchos metales”, afirmó Araujo.

Sin embargo, uno de los momentos más duros de esa zona fue en 1997 cuando trataban de lograr la aprobación de planos y lotización del sector. Aquello porque la falta de esos documentos hacía que el Municipio se excusara de darles obras y las condiciones de vida eran realmente deprimentes.

Otro período difícil explicó Luis Cevallos, fue cuando quisieron ocupar un espacio donado por los dueños de la Hacienda La Arcadia a la cooperativa, bajo la condición de que sea usado como área comunal. Primero pretendieron instalarse invasores y luego, sin ningún derecho, el terreno había sido vendido a empleados municipales para la construcción de viviendas. “Nos organizamos en brigadas y hacíamos turnos para vigilar que no se instalaran”, relató Cevallos.

Luego llegaron a un acuerdo con la Administración Zonal Quitumbe para que en ese espacio se construya el colegio réplica. Inicialmente se había previsto designar un sitio para los empleados municipales, pero finalmente lograron que sea una zona solo para el plantel educativo y el parque del que ya disfruta toda la comunidad.

En Pueblo solo Pueblo, la calle principal (la ocho) es una muestra de la vida del barrio, sobre todo en la noche, con su movimiento. Y la iglesia, situada al ingreso, en la calle Maldonado, es testimonio de su pasado, con grandes árboles y jardines. Parte del conjunto es la casa hacienda, donde funcionan las oficinas y proyectos de desarrollo infantil y comunitario.

Una vez que Pueblo solo Pueblo se ha consolidado como barrio, la cooperativa está por extinguirse, para dar paso al Comité Pro Mejoras, para el que hay solamente 80 inscritos de un total de 1.016 socios.

Además, dejará de llamarse Pueblo solo Pueblo y asumirán el nombre que tenía la Hacienda: La Arcadia. Así lo decidieron sus pobladores luego de una consulta popular en la que se plantearon entre otros nombres: Ciudadela Verbo Divino, Brisas del Sur y La Merced.

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