Tres años de vigencia cumplió ayer la medida de restricción vehicular denominada Pico y placa en la capital. Según el Cabildo, esta opción trajo buenos resultados, pues en la actualidad de 400.000 vehículos (total de automotores de  Quito)  dejan de circular unos 80 mil  en las horas de mayor congestión.

La medida fue adoptada en 2010 con el objetivo de regular el tráfico de la urbe. Para su aplicación se analizaron varios puntos de vista, entre ellos, de la Policía Nacional, de los conductores del servicio público y de otros sectores.

Sin embargo, según  varios conductores, actualmente la medida no tiene  el mismo impacto que presentó al inicio. Así por ejemplo, para el taxista Carlos Vivanco  la restricción ha significado que la gente deba comprar más autos y con ello que aumente el parque automotor. “Tengo dos autos, el uno compré  hace dos años cuando el Pico y placa ya estaba vigente, y traté de que la placa sea impar para poder trabajar toda la semana sin complicación”, contó.

Andrés Benavides, quien vive en Pusuquí (norte) y se transporta a diario hasta el Centro Histórico, señaló que en horas de congestión se pude decir que ha mejorado el tráfico, pero sostuvo que la solución definitiva  al problema sería crear sistemas masivos de transporte que sean rápidos como metros subterráneos y teleféricos transversales.

Otra alternativa, según algunos capitalinos, sería construir vías laterales entre el norte y el sur. Para el alcalde Augusto Barrera, la evaluación del Pico y placa ha sido positiva, ya que ha  ayudado en la  movilización  de la mayoría de ciudadanos, como los 600.000 estudiantes que se trasladan diariamente a sus centros de estudios y los miles de empleados que se movilizan en transporte público, en los horarios en que se reduce la presencia de autos privados en el tránsito.

A la par de la aplicación de la restricción vehicular, además, se ha avanzado en temas como el mejoramiento del sistema de transportación masiva. Según datos de la Secretaría de Movilidad, en los últimos 15 años el servicio público movía a 400.000 pasajeros cada día. En tres años se ha duplicado esa cantidad  con la implementación de nuevos corredores:  Suroriental, Suroccidental y Central Norte.   

Inés Cabezas se moviliza a diario de norte a sur en Trolebús. El viaje le toma entre 30 y 40  minutos, pero las condiciones en las que se traslada no son las mejores. “El servicio es regular, hay mucha gente en las mañanas debido a la cantidad de estudiantes y en las tardes cuando salen los oficinistas. Pero prefiero este medio de transporte porque es rápido y se paga un solo pasaje, lo que ayuda a los usuarios”, resaltó.

En los tres años de aplicación de la medida, además, se ha trabajado en la concientización del uso de transporte alternativo como la bicicleta. En julio de 2012 se lanzó el proyecto Bici Q, que promueve el alquiler de bicicletas en varios puntos de la urbe, con lo que se habilitaron 21 kilómetros de ciclovías. En este año se aumentarán unos 2 kilómetros más.

A esto se suman las intervenciones en varias vías que son arterias principales como la avenida Simón Bolívar, que tiene un mantenimiento permanente; la avenida Occidental, donde se construyen dos intercambiadores que ayudarán a desfogar el tráfico de 90 mil vehículos que circulan por el sector; y la vía Interoceánica, que fue repotenciada este año a propósito de la apertura del Aeropuerto ubicado en Tababela.

Para Ana María Alvarado, conductora, además de los arreglos en las grandes carreteras se debería crear y mantener vías secundarias que ayuden a evitar el tráfico en las  arterias viales, y también mejorar el acceso a los barrios.