Ochenta platos típicos del país ponen sabor a las fiestas capitalinas
“En esta época, todos los años a media mañana aprovecho para comer un plato distinto”, dijo Patricio Verdesoto, quien demostró ser un fiel comensal del festival de Comida Típica en los exteriores del Ministerio de Agricultura, en las avenidas Amazonas y Eloy Alfaro.
Patricio, de 34 años, llegó con un amigo del trabajo; los dos no se decidían qué plato solicitar de entre la gran variedad que se oferta en los 20 puestos instalados.
!Sírvase los buñuelos... tres por un dólar!, exclamaron algunos vendedores de bocados dulces; pero en los otros puestos hay llapingachos, fritada, ceviches, parrilladas, seco de chivo, papas con cuero, menudo, morcilla, hornado, tamales, quimbolitos, en fin, sin dejar de lado la deliciosa chicha de jora y el ají de cuy. En este lugar, Margarita de Maldonado, presidenta de la asociación Rescate Cultural de Comida Típica, informó que prepararon 80 platos diferentes de comida, cuyos costos varían, entre 2,50 y 6 dólares.
Yolanda Terán tiene 20 años de experiencia en preparar llapingachos ambateños. Dice que la magia está en el servicio y para esto es necesaria la capacitación que reciben antes de cada feria, donde la enseñanza se enfoca en atender bien al cliente. “Un cliente satisfecho siempre regresa”, y esa es la clave dijo.
Los comerciantes tiene permisos sanitarios y del Municipio.
Al mediodía las 10 mesas en donde se pueden acomodar hasta 14 personas (en cada una), empiezan a ser ocupadas por los comensales.
Una pareja, amantes de los platos típicos, dice alimentarse todos los días en la feria durante las fiestas de Quito, ya que son la únicas fechas donde se puede degustar los deliciosos platos de la gastronomía de cada región.
Los platos de la Costa también están presentes. Galo Guachamín no pudo contenerse las ganas de saborear la corvina. Recuerda que en los mercados de la ciudad se los encuentra, pero comer al aire libre es mejor, dice, mientras disfruta del bocadillo.
Los comerciantes ofrecen servir los deliciosos platos en solo dos minutos, que desde la madrugada han preparado con esmero para rescatar la gastronomía local, donde la riqueza cultural se refleja en su comida y en la variedad de la preparación, que tiene ascendencia incluso pre incaica.
Algo que no se consigue con frecuencia en la ciudad son las empanadas de Morocho, que se hacen con masa de maíz blanco reposado, molido y cocido. Se rellena con condumio de arveja, zanahoria, carne molida y cebolla. Se la fríe en una paila de bronce con aceite o manteca y listo. “!Coma unita de morocho!”, dice don Jacinto, quien las prepara en el instante mismo de servir. Él dice que ahí está el secreto, en la frescura de las empanada recién hechas.
Patricio Verdesoto dijo que para degustar de un hornado se debe ir fuera de la ciudad, pero en las festividades es el momento propicio para saborear este tradicional platillo en la misma ciudad. Viene acompañado de tortillas de papa, mote, chulpi, maduro, aguacate, ají el agrio.
Dentro de las bebidas se ofrece jugos, la chicha de jora, avena, los batidos y gaseosas. Este año, por la prohibición del no consumo de alcohol, no se vende cervezas y peor los tradicionales canelazos. Son reemplazados por variedad de dulces y golosinas.