Navidad intercultural se pintó en el concurso de los pesebres
“Misterios gozosos” titula el nacimiento con el que participó Graciela Delgado de Bolaños en el concurso de pesebres que organizó el Centro Cultural Metropolitano y que se abrió al público ayer.Delgado, una abuelita de 75 años, confeccionó durante un año las flores, palomas, gallinas, ángeles, templos y, sobre todo, los personajes principales de la navidad, como son el niño Jesús, María y José.
En la elaboración de las piezas, que van desde los 4 centímetros hastas los 40 y 70, utilizó espuma flex, estuco, aserrín, viruta, pega, pintura y trapo. La concursante, que estuvo acompañada de su esposo el día de la inauguración, contó que le tomó un año realizar cada uno de los misterios gozosos (etapas de la vida de Jesús) de los que está compuesta su obra. A Patricio Palacios, en cambio, le tomó tres semanas armar el pesebre que se tituló “Navidad en Movimiento”.
Para la elaboración de la pieza, este artista de profesión contó con la colaboración de Pedro y William. Los tres conforman el Taller Conejo. La obra de estos participantes se caracterizó por la interactividad que ofrece al público. Los niños se divertían con un arlequín, un personaje clásico de la comedia teatral que estaba montado en una bicicleta.
Los pequeños tiraban de una cinta, lo que provocaba que el arlequín abriera una cortina dando paso a un cielo.“Es una especie de realidad mágica”, relató Palacios, quien explicaba e invitaba al público a tocar y mirar con detenimiento cada pieza que aparecía en la obra. Así, uno de los visitantes comentó que le gustó la interpretación que le dieron al barrio La Ronda, que formó parte del nacimiento.
Ese barrio tradicional de Quito estaba representado en forma de guitarra. “La pusimos por la bohemia y la fiesta que también se vive en navidad”, explicó Palacios.En el concurso también estuvo un “Mimo-Dios”, que se caracterizó por que todos los personajes tenían sus rostros pintados de blanco. Otra de las particularidades de esa obra fue que los protagonistas tenían vestimentas tradicionales del país, demostrando así la interculturalidad, tema principal del concurso de pesebres que se realiza desde hace 20 años, según contó Fernando Burbano, coordinador del área del Centro Cultural Metropolitano.
Indicó que el objetivo de realizar año tras año el concurso es “mantener y promover la tradición de hacer los pesebres”, los mismos que se trabajaron a nivel familiar, barrial, institucional o personal. “Otro de los objetivos es que en esa construcción se utilicen materiales reciclados”, precisó.
Seis jurados, entre ellos artistas, analizaron las obras para seleccionar a tres ganadores, los mismos que tuvieron un incentivo económico.
Los ganadores
El primer premio recayó sobre la obra “Navidad en Movimiento”, del Taller Conejo. El argumento del jurado fue que cumplió con promocionar el tema de la interculturalidad. Los realizadores recibieron 3.000 dólares.
El segundo lugar se lo llevó Luis Molina con “Quito Nacido”, el mismo que estuvo elaborado con metal reciclado.Molina dijo que trabajó solo en la obra, que le tomó un mes realizarla. Mide cerca de 2 metros de largo por 2 de ancho. Lo más llamativo fueron las pequeñas piezas que representaban diversos oficios de los quiteños, entre ellos: “aguateros”, barrenderos, guitarristas, etc. Las piezas no pasaban de los 15 centímetros.
A Molina le tomó entre 3 y 4 horas hacer los muñecos.El tercer premio recayó sobre Jaime Guevara. Su obra lleva por título “Amanecido en Quito”. El artista relató que le llevó tres meses realizarla y que investigó las tradiciones que se efectuaban en el siglo XIX. Se remontó a esa época para graficar los oficios de los ciudadanos y también retratar la vida que se llevaba en los barrios.
Otro de los modelos de Guevara para ejecutar su pesebre fueron las pinturas de Joaquín Pinto, un referente del mundo de las artes plásticas de mediados del siglo XIX y principios del XX. Guevara ganó 1.000 dólares que los gastará en compras navideñas, según comentó.Aunque hubo tres ganadores, también se realizó un reconocimiento para cada uno de los participantes: se le entregó 100 dólares por el esfuerzo y el tiempo dedicado a la construcción de las obras, según indicó el coordinador. La asistencia a la inauguración de los pesebres fue masiva.
Deportistas, niños y grupos familiares se pasearon por la exposición. Marco Fonseca acudió a la exhibición junto con su madre Dolores Barba. Luego de un paseo se decidieron por un ganador que nada tuvo que ver con el veredicto de los seis jurados. A ellos les gustó la obra “Interculturalidad en el Distrito Metropolitano”, en la que se representó a la iglesia de San Diego.
“Esos detalles que tiene de la iglesia, las calles, incluso está el Padre Almeida, me gustó por los detalles”, manifestó Fonseca, quien añadió que el concurso de pesebres es una buena iniciativa para que las familias o instituciones se unan. Añadió que “ese pretexto de construcción de pesebres y de la navidad es un buen momento para renovar el espíritu”.Los pesebres estarán expuestos al público hasta el 6 de enero, de 09:00 a 17:00. La entrada es libre.