Malestar por los trabajos de construcción de la Ruta Viva
Nubes de polvo cubren las poblaciones Lumbisí, La Primavera y San Patricio, que pertenecen a la parroquia Tumbaco, donde se construye la carretera denominada Ruta Viva, que será una de las vías más cortas para llegar al nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, ubicado en Tababela.
En este sector circulan alrededor de 30 volquetas, mientras que tan solo en el frente de trabajo denominado Punto 1-800, que se encuentra entre La Primavera y San Patricio, trabajan 20 máquinas que remueven la tierra para trazar el camino.
En este sector están situadas tres unidades educativas: Colegio Alemán, Spellman y SEK. La misma zona es residencial, por lo que las construcciones aledañas son conjuntos habitacionales de primer nivel. Los moradores consideran que la obra ha generado inconvenientes.
“En los casi cinco meses que se realizan los trabajos nos han cortado el agua unas seis ocasiones, debido a que se rompen las tuberías. La suspensión más grave fue hace ocho días, no tuvimos el servicio 24 horas. Incluso se formó una gran cocha de agua junto al lugar en el que están removiendo la tierra”, indicó María A., quien tiene una tienda en el barrio La Primavera 2.
Según Manuel Bone, responsable de Seguridad Industrial del Punto 1-800, este daño fue arreglado el mismo día que se ocasionó. “Cambiamos de tubería inmediatamente. La población sí se molestó sobre todo porque no tuvo agua varias horas. Y lo hicimos rápido para evitar que las máquinas se dañaran”.
Para Guido Vaca, profesor del Colegio Spellman, lo más grave son los baches y hundimientos que hay ahora en la vía a Lumbisí, por la que por minuto pasan por lo menos unas ocho volquetas. “Ya no podemos traer nuestros carros porque se dañan al pasar por los huecos”.
Mientras que Sonia Quinatoa, inspectora de los primeros años de educación básica del mismo colegio, dijo que lo que más le preocupa es que los niños se enferman constantemente de gripe y afecciones a la garganta. Y los más pequeños se asustan por las vibraciones constantes de las máquinas que perforan en la zona. “Hoy al menos ya nos han ayudado poniendo plástico en el cerramiento frontal, pero en la parte de atrás donde están los primeros años no hay ninguna protección”.
De su parte, Bone mencionó que este tipo de inconvenientes es propio de una megaconstrucción, pero que se palían las molestias con el riego constante de agua a través de tanqueros que circulan por las vías durante el día.
El pasado lunes, los moradores cansados del constante polvo salieron hasta el lugar e intentaron tomarse la vía y suspender las obras. Sin embargo, personal de las empresas constructoras y del Municipio lograron llegar a un acuerdo con la comunidad.
Según la Empresa Pública Metropolitana de Obras Públicas (Epmop), que está a cargo de la construcción, dentro de la zona se manejan protocolos de control de levantamiento de polvo con la finalidad de minimizar su impacto.
Del mismo modo, la institución garantiza que los trabajos de excavación que producen vibraciones en la zona no pongan en riesgo la integridad estructural de las viviendas.
Además, se realizan charlas de socialización con los vecinos de la zona. El proceso está a cargo de la administración zonal Tumbaco.