Los 'tallarines' son un tema sin resolver en Quito
Roberto de La Torre ha vivido 27 años en la calle José María Alemán, mejor conocida como ‘la J’, en el barrio Solanda (al sur de Quito).
Para De La Torre, la imagen de postes pegados e incluso dentro de las viviendas y cables colgados sobre balcones y terrazas es un hecho cotidiano en su sector.
El ingeniero comercial considera que “es un milagro que en todos estos años no haya habido muchos accidentes y electrocutados por la cercanía de la red de alta tensión”.
Además de la ubicación del sistema de distribución eléctrica, otro problema que vive Solanda, al igual que gran parte de la ciudad, es la acumulación de alambres de energía y telecomunicaciones en los postes de alumbrado público.
Martha López, otra moradora de Solanda, afirma que esta situación ha empeorado en los últimos años con la proliferación de operadores de televisión de paga e internet, que compiten entre ellos.
López dice que tenía esperanza de que el proceso de soterramiento de cables que inició la anterior Alcaldía en algunas zonas de Quito, continuara durante la administración de Mauricio Rodas y los beneficiara.
Pero el Cabildo se limitó a concluir el plan de soterramiento que se hallaba en marcha en la zona de La Mariscal. Antes de ello, la alcaldía de Augusto Barrera ocultó el cableado en el área de la av. República del Salvador; el tramo entre las avenidas Patria y Veintimilla y los bulevares de las avenidas Naciones Unidas, Napo y Lizardo Ruiz.
El soterramiento de la Municipalidad se limita, ahora, a enterrar cables en nuevas obras, como los intercambiadores de Carapungo y el recientemente inaugurado de la av. De los Granados.
Entre tanto, la acumulación de alambres de luz y sistemas de telecomunicaciones llega a un punto incluso peligroso. Ello ocurre, por ejemplo, en la intersección de la av. Amazonas y Villalengua, donde el poste que sostiene a una gran cantidad de cables está inclinado y corre el riesgo de caer. (I)