Los sitios arqueológicos revelan al Quito antiguo
Quito y sus zonas de influencia tienen una rica historia que va más allá de su pasado colonial y se remonta a miles de años atrás.
Según estudios recientes realizados en el parque arqueológico y natural Rumipamba, los primeros vestigios de asentamientos humanos permanentes datan de hace aproximadamente 4 mil años atrás.
Dicho parque, junto con los sitios-museo Tulipe, Rumicucho, La Florida y Cotocollao dan cuenta justamente de la vida de los pobladores de la zona antes, incluso, de la llegada de los incas a estas tierras. Y su visita, además de ser ilustrativa, resulta, sin duda, entretenida.
Una de las paradas de este viaje es el centro del bosque subtropical en la zona de Nanegalito (noroccidente), donde se halla el Museo de Sitio Tulipe, un centro ceremonial construido por la cultura Yumbo hace aproximadamente 1.200 años.
El recorrido por ese sitio empieza con la visita a las salas donde se exponen vestigios arqueológicos encontrados cerca del lugar: vasijas, platos con figuras humanas y de animales que dan muestra de una avanzada técnica en cerámica.
El pueblo Yumbo (800 años después de Cristo hasta el siglo XVII), según investigaciones del ex Fondo de Salvamento (Fonsal), se dedicó a la agricultura y, especialmente, al intercambio de productos. Sobre este aspecto se descubrió una ruta que se extendía desde ese punto hasta la Costa y a ciertas partes de la región Sierra.
Seis piscinas de piedra forman parte del centro ceremonial. Dos de ellas se considera que representan al cosmos. Hay otras 2 semicirculares y una hexagonal que se cree representaría al jaguar, animal mítico para los yumbos. Y una adicional que representaría al Sol y a la Luna. En los extremos de las piscinas hay canales por donde corría agua que llenaba los estanques.
Estas edificaciones muestran el conocimiento que tenían los yumbos sobre astronomía y de la importancia que dicho saber tenía para ellos. Varios petroglifos en forma de espiral dan cuenta de eso.
En la actualidad, en el complejo se reeditan antiguos rituales en honor a la Pachamama (Tierra) y al Inti (Sol) durante los equinoccios y solsticios. Esas ceremonias constituyen un gran atractivo para los turistas, quienes aprovechan para visitar los sitios naturales del lugar como los ríos, cascadas, etc.
Lourdes Jácome (19 años), quien visitó por primera vez el lugar, comentó que conocer Tulipe fue una experiencia inolvidable, pues nunca creyó que un pueblo tan antiguo tuviera una estrecha relación con el cosmos y con la naturaleza.
Para continuar con el viaje, a una hora de camino, en la parroquia San Antonio de Pichincha se encuentran las ruinas de Pucará de Rumicucho, cercanas al lugar donde se conmemora el paso de la línea Equinoccial por el actual Ecuador.
En el complejo existen 5 terrazas de piedra que se erigen sobre una colina de aproximadamente 600 metros de alto. Las ruinas datan de la época prehispánica y se cree que fueron construidas más de 1.400 años atrás.
Según diversos estudios, el sitio era, en primer término, una fortaleza militar, pues desde ese punto, se tiene una amplia visibilidad del entorno. El lugar también habría funcionado como centro ceremonial.
Para llegar a Pucará se debe tomar la antigua vía que lleva a la parroquia de San José de Minas.
“Es necesario que, tanto la comunidad como las autoridades, impulsen la visita a esta fortaleza, pues así valoraremos nuestra historia”, comentó Carlos Medina (31 años).
Continuando con la excursión, a 45 minutos de Rumicucho, siguiendo la avenida Mariscal Sucre, se encuentra el sector de La Florida. Allí, específicamente en el barrio San Fernando, se descubrieron 10 tumbas que se cree habrían pertenecido a la cultura Quitu y que datan desde hace más 1.500 años.
En la tumba principal, que tiene una profundidad aproximada de 15 metros, se encontraron 14 cuerpos en posición fetal. Junto a ellos se encuentran varios objetos que eran parte del ritual de la muerte; entre ellos, cerámica y ropa.
En las tumbas se encontraron tejidos, vasijas y conchas spondylus, elemento que era considerado un objeto de gran valor para esa cultura y era utilizado por personas que ostentaban cargos importantes dentro de la comunidad.
Antes del sitio de las tumbas, se encuentra el museo de sitio, en el que se puede conocer más sobre las costumbres que tenía el pueblo Quitu. Incluso se puede observar la reconstrucción de los rostros de 2 cuerpos encontrados en una de las fosas.
Parte de esta expedición es el citado parque-museo Rumipamba, ubicado en la av. Mariscal Sucre. Allí se descubrieron en 2001 vestigios arquitectónicos que se atribuyen también a los quitus.
En 1990, en el lugar se tenía previsto construir un conjunto habitacional, pero en las excavaciones se encontraron restos arqueológicos como osamentas, cerámica, etc. Por ello, el Cabildo detuvo la edificación y el lugar fue declarado como una zona patrimonial.
Bases de viviendas y restos de edificaciones fueron estudiados. También se registraron varios objetos de cerámica. Los objetos y las estructuras datan de entre 1500 a.C. a 500 a.C.
Recorrer el espacio toma casi 90 minutos. El parque está compuesto por 32 hectáreas. Parte de los atractivos del lugar es la recreación de las viviendas del pueblo Quitu, las cuales eran hechas con paredes adobe, techo de paja y en su interior se puede observar cómo se cree que estaba organizado el hogar: en un solo ambiente se encontraba la cocina, las camas y los animales. Entre los restos encontrados existen muestras relacionadas con el uso del fuego, áreas de desocupación biológica humana, área de descanso y presencia de paja.
Hace mes y medio, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) presentó allí los vestigios de habitación más antiguos encontrados en Quito hasta ahora.
Se trata de objetos y estructuras de planificación urbana, los que tienen un fechado radio carbónico (utilización de carbono 14 para determinar la edad) de 2.200 años antes de Cristo (a.C.), según el arqueólogo Ángelo Constantine.