Los parques permitieron redondear las ganancias de los vecinos de Quito
La laguna del parque La Carolina (centro-norte de Quito) fue uno de los puntos de encuentro para que los comerciantes informales hagan su ‘Navidad’ en este feriado.
Los trabajadores autónomos no perdieron su oportunidad de sacar provecho de la presencia de familias que no salieron de la ciudad durante los días de descanso.
Desde las 10:00 del miércoles, los vendedores se ubicaron en los alrededores de la boletería donde se alquilan los botes ($ 4 por una vuelta de 30 minutos).
También se ofrecían alquiler de caballos, de juegos inflables, tomas de fotografías tipo polaroid, etc. Incluso se levantaron 20 carpas en donde se distribuyeron comidas típicas: asados, espumillas, granizados, ‘megapizzas’, jugos de frutas, empanadas, helados, fritada, hornado. Hubo opciones para todos los gustos.
Eugenia Revelo (49 años) es vendedora ambulante de jugos de naranja. Ella se dedica a este negocio junto con su esposo, Leonidas Arteaga, desde hace un año, cuando esta bebida estuvo ‘en auge’.
La mujer llegó a las 10:00 para -literalmente- ‘sacarle el jugo’ al negocio. Hasta las 11:40 tenía listas 18 botellas que vendió a $ 1,25. “En días laborables, distribuyo entre 15 y 25 envases, pero en los feriados la venta se pone buena”.
Remigio Donoso (37 años) llegó con sus 2 hijos al parque capitalino para dar una vuelta y aprovechó para servirse un jugo. “En días en que el sol nos tumba, viene bien esta bebida”.
“Esta semana en que ha azotado el calor (entre los 18° C y 20° C), las bebidas tuvieron una gran acogida”, dijo Esthela Díaz, integrante de la organización Sabor a Coco, que cuenta con 15 miembros.
La mujer vende vasos de agua de coco con hielo a $ 1, cada uno. “Hay que aprovechar cuando hace calor, porque nuestro negocio depende mucho del clima y le voy a sacar provecho”, comentó con optimismo la vendedora.
Hubo otras personas que buscaron seducir, especialmente a los niños, con cremosos helados de chocolate, de fresa o de hielo (a precios más económicos).
Esa fue la consigna de John Mendoza (16 años), quien llegó al parque con su carrito lleno de paletas de sabores.
El joven tiene previsto laborar hasta mañana, domingo. Su padre, José Mendoza, descansará. Para el muchacho, los feriados disminuyen la venta. Sin embargo, se mostró positivo y espera que el último día de la semana sea ‘pepa’ para vender estas golosinas.
Jorge Cadena se llevó contento cuatro helados de crema con chocolate para sus hijos. “Me sale más barato comprar estos dulces y así se nos alivia el calor”.
La misma expectativa manifestó Alicia Tapia (74 años), quien integra la Asociación de Vendedores Carolina 1 (en el espacio público hay siete asociaciones).
Ella, junto con otros 63 miembros, se encarga de limpiar el lugar durante y al final del descanso.
A modo de broma, la mujer contó que vende ‘chucherías’ para distraer a los transeúntes del parque. Por ejemplo, arma paquetes de papel que los llama ‘sorpresas’.
Cada uno vale $ 0,10. Ahí puede encontrar muñecos de plástico, dijes y alguna que otra frase.
También vende cadenas, collares, pulseras, aretes y artesanías de cuero o de metal entre $ 5 y $ 20, dependiendo del dije y del material.
“Mucha gente se lleva estos adornos como recuerdo de la visita a La Carolina”, comentó la mujer que se dedica a esta labor hace 20 años.
Casi a la salida del parque, a la altura de la avenida Los Shyris y Eloy Alfaro, en la zona de estacionamientos, se instalaron locales provisionales para vender artículos navideños. Sin embargo, la venta no fue tan buena, a decir de Rogelio Granja, uno de los comerciantes. “La gente pasa, pregunta y no compra. Todavía no se preocupa de adornar su árbol”, dijo Granja, con resignación.
Un ambiente similar se vivió en el parque La Alameda (ingreso al Centro Histórico). En comparación con La Carolina, la concentración fue mucho menor, pero la gente también llegó hasta la zona de los botes para disfrutar de una distracción en familia.
María Landi, encargada de la carpa ‘Carritos a batería’, contó que tenía listos sus 12 vehículos para los niños. El alquiler cuesta $ 2 por cada vuelta. Al igual que otros informales, la mujer reconoció que espera que el domingo sea el mejor día para ofrecer el servicio. “La gente regresa de paseo o le gusta distraerse antes de volver a sus casas. Ahí nos irá mejor”.
José Tupiza (29 años) llegó desde Turubamba (sur de la capital) hasta el parque con el ánimo de probar suerte y vender unos deliciosos helados de paila. El cono simple a$ 0,50 y el doble a $ 1.
Él imaginó que su producto se vendería bien porque esperaba ubicarse a un costado del Observatorio Astronómico, pero al llegar se dio cuenta de que el lugar estaba cerrado. “¡Qué pena! Me voy a otro lado para probar suerte”. (I)