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Los parques capitalinos requieren intervención

El parque La Alameda, el más antiguo de Quito, presenta problemas de mantenimiento en algunas áreas. Foto: Archivo / El Telégrafo
El parque La Alameda, el más antiguo de Quito, presenta problemas de mantenimiento en algunas áreas. Foto: Archivo / El Telégrafo
13 de diciembre de 2015 - 00:00

La intervención municipal en el parque La Carolina (en el centro-norte de Quito), en la que se prevé invertir $ 4 millones, continúa generando opiniones encontradas entre los ciudadanos.

El proyecto de regeneración lleva el nombre ‘La Nueva Carolina’ y comprende la intervención en varios espacios del parque; en una primera etapa se contempló la recuperación de un segmento de la pista de patinaje y la construcción del bulevar Rumipamba y la plaza de Las Flores, obras que ya fueron entregadas.

Según la Alcaldía, esta primera etapa culminaría en enero, con la entrega de la rehabilitación de la laguna artificial. Ese sitio está siendo intervenido por lo que es posible observar maquinaria y trabajadores que, entre otras tareas, limpian y adecuan el fondo y los alrededores del espacio acuático.

El debate sobre el proyecto se centra en la inversión económica que realiza el Cabildo en la obra y se compara a esta con trabajos considerados prioritarios en otros puntos de la ciudad y en el mismo parque.

Se menciona, por ejemplo, el estado de muchas vías capitalinas a consecuencia del invierno. José Andrade, quien trota todas las mañanas alrededor del parque, le sugirió al alcalde Mauricio Rodas “que se dé una vueltita por la ciudad para que vea los huecos en las calles”.

Michaela Landeta, de 25 años, otra usuaria continua, mencionó que siempre es positivo que las autoridades locales se preocupen por los espacios públicos, pero cree que es excesivo el gasto en el proyecto. Añadió que el Cabildo debió primero pensar en un plan de seguridad para el parque, pues los robos son constantes.

De igual manera, usuarios y moradores del parque señalan que es necesario crear un plan o una campaña de recolección de basura, pues los días lunes la basura del fin de semana se aglomera sobre la hierba.

“No existen suficientes basureros; la gente bota la basura por doquier. Las rejas que protegen a los árboles pequeños están rotas. Eso también debe cuidar el Municipio”, señaló Marcelo Cárdenas.

Otro punto de discordia es la naturaleza de los cambios que se efectúan en el espacio público. En la página web de la agencia de noticias municipal, la usuaria identificada como Ale Savi escribió: “Realmente me parece un desperdicio tanta inversión del dinero de los quiteños en esta obra. Señor Alcalde, cree usted que le está haciendo un bien al parque de La Carolina quitando el césped y llenándolo de cemento”.

Samanta Castro, de 35 años, vecina del sitio, mencionó que el parque requiere una pronta intervención en las canchas, en los juegos para niños, las máquinas de ejercicios para personas de la tercera edad y más. La mujer indicó que este es el pulmón más próximo a la ciudad y que debería ser más verde, pues el concreto le quita sentido a este espacio.

No obstante, también hay quienes apoyan los trabajos. En el mismo portal del Cabildo, Fausto S. Pérez comentó: “Palo porque bogas y palo porque no bogas. ¿Cuándo aprenderemos a apoyar las cosas positivas? Ojalá lo mismo se haga en el bicentenario, que está abandonado”.

Datos de la Empresa Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP) señalan que La Carolina recibe semanalmente 55 mil personas, lo que equivale, en promedio, a 220 mil personas al mes.

La ciudad tiene más de 300 parque urbanos, algunos en el hipercentro y otros al interior de los barrios. Varios espacios tradicionales se muestran descuidados y necesitan una intervención.

Por ejemplo, La Alameda, ubicada en el ingreso norte al Centro Histórico y considerado como el parque más antiguo de la capital, requiere de cuidados. Algunos de sus espacios se hallan en mal estado; ese es el caso de la laguna, el alumbrado público, los letreros de los árboles patrimoniales, etc.

Uno de los interrogantes de los usuarios y los moradores de San Blas tiene que ver con la situación del juego de luces de la laguna, reinaugurado hace 2 años. Galo Meneses, vecino del sector, señaló que la última vez que el show de luces alegró las noches de La Alameda fue en las fiestas de Quito de 2013; pero desde entonces, el espectáculo no ha vuelto a funcionar.

Amparito Domínguez, que trabaja en una entidad pública vecina al parque, dijo que en las noches solo la oscuridad reina al interior de ese espacio verde, pues las luminarias que se encuentran al borde de la calle Luis Felipe Borja no funcionan. La ciudadana afirmó que ello genera inseguridad.

Las esculturas ubicadas en los espacios verdes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana también deben ser intervenidas, pues se encuentran grafiteadas. Las sillas y monumentos del parque El Arbolito también requieren mantenimiento, pues, asimismo, han sido pintarrajeados.

De la misma manera, los parques barriales también necesitan mantenimiento. Ese es el caso del llamado parque La Tortuga, en el barrio Jipijapa (al norte de la ciudad), que tiene grafitis y el césped no ha sido cortado.

Durante la pasada administración municipal, Quito se consolidó como una ciudad de alta generación de espacio público. Una referencia de esto es que entre 2010 y 2014, la cantidad de áreas verdes por habitante se quintuplicó.

Hasta 2009, la capital contaba con 13 metros cuadrados (m²) de este tipo de espacios por persona. En la actualidad, ese indicador alcanza los 40 m² por habitante.

En el Plan de Desarrollo 2012-2022 se especifica la importancia de este tipo de elementos urbanos. Y aunque la actual Alcaldía ha dado mantenimiento básico a los parques, no ha avanzado en la generación de nuevos espacios. (I)

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