Los comedores obreros siguen en la memoria
Los comedores obreros fueron parte del desarrollo urbanístico y social de Chimbacalle y sus alrededores.
Pablo Arturo Suárez, conocido higienista de Quito, propuso, en 1926, la creación de esos espacios, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los obreros de las fábricas y de los trabajadores del ferrocarril.
“Las presencia de fábricas y, por ende, la gran cantidad de obreros en Chimbacalle, propició la instalación en el sector de un comedor municipal llamado El Comedor Obrero, en el cual, a más de ofrecer la alimentación diaria se organizaban bailes los fines de semana animados por la Banda Municipal”, señala el historiador Manuel Espinosa Apolo.
De igual manera, en el Archivo Histórico Metropolitano, se menciona que en un principio, estaba previsto que el programa se estableciera en el sector de la entonces quebrada de Jerusalén (bulevar 24 de Mayo).
Pero las duras condiciones en las que se desenvolvía la existencia de la clase trabajadora y el inicio de la concentración de industrias alrededor de la estación del tren motivaron un cambio de planes entre los miembros del Concejo Municipal.
Posteriormente, el 7 de septiembre de 1938, durante la Presidencia de Galo Plaza Lasso en el principal organismo capitalino, se inauguró en el sector industrial de Chimbacalle el proyecto Ollas municipales.
La finalidad era proveer “de alimentación balanceada y digna a los obreros fabriles de la zona”, explica uno de los documentos publicados por el Archivo Histórico Metropolitano.
Este proyecto decayó con la importancia industrial del área.