En la ciudad existen alrededor de 60 kilómetros de ciclovías y la mayoría  atraviesa la zona financiera, las universidades y parques del centro-norte de Quito. Sin embargo, los ciclistas consideran que ello no es suficiente porque varios tramos aún carecen de señalización y sistemas de seguridad como tachas de protección y demás.       

Para Galo Cárdenas, de la fundación Biciacción, la ciudad cuenta actualmente con vías pintadas, pero hace falta las separaciones físicas con los autos, señalización y otros implementos que permitan que la urbe sea segura para peatones, ciclistas y conductores.

“Nuestra postura es que estas obras sean complementadas con la misma urgencia con la que se están haciendo las vías para el nuevo aeropuerto”, dijo el ciclista, al tiempo que reconoció que desde el Cabildo se ha manifestado que la construcción de las ciclovías todavía está incompleta y que se espera concluir la obra en los  próximos meses.

Al momento Quito cuenta con las siguientes ciclovías: Ciclo-Q, que recorre los parques lineales del Sur de Quito, el Centro Histórico y la avenida Amazonas hasta la estación La Y del Trole; y la Interuniversitaria, que a través de la avenida Carrión conecta de este a oeste a la Universidad Central del Ecuador con las Universidades Católica, Salesiana y la Escuela Politécnica Nacional, desde 2004. Además existen rutas en los parques de la ciudad.  

En 2012, con el inicio de operaciones del sistema BiciQ, se extendió la red de ciclovías ubicadas en el hipercentro de la ciudad. Son aproximadamente 21 kilómetros de ruta exclusiva para ciclistas que unen a parques como El Ejido y  La Alameda.

Esta última fase fue suspendida en noviembre debido a que las tachas o separaciones no fueron adquiridas.

Según Patricia Mena, de la oficina de Transporte no Motorizado de la Secretaría de Movilidad, se espera que hasta finales de año se pueda contar, incluso, con el sistema de semaforización en las ciclovías. En la primera fase de la obra se invirtieron más de 70 mil dólares, pues cada tacha cuesta entre 30 y 40 dólares.

Para Diego Puente, vocero de Ciclópolis, una de las cosas que todavía falta por implementar -a más de los instrumentos físicos- es mejorar la convivencia entre  quienes comparten  las vías como peatones, ciclistas y conductores.

Con ese criterio coincide Cristian Medrano, del colectivo Andando en Bici Carajo, quien asegura que “no basta con pintar las líneas en el piso, ya que debe haber  un proceso de educación con la población”.

Hace unos días, la agrupación perdió a uno de sus fundadores, Sebastián Muñoz, quien fue arrollado por un vehículo mientras circulaba en su bicicleta.  

En este marco, Mena apuntó que uno de los objetivos de la creación de las ciclovías a través del programa Bicicleta Pública es “promover a la bicicleta como un modo de transporte cotidiano”, razón por la cual trabajan en campañas  de convivencia vial.

Para este año también se prevé construir una ruta en el Centro Histórico que sea compartida con los autos. Del mismo modo, se está diseñando una propuesta para unir el sur y el norte de la ciudad.