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Los CDC cambian la vida en los barrios quiteños

Los CDC cambian la vida en los barrios quiteños
16 de marzo de 2014 - 00:00

Una treintena de personas, sobre todo mujeres, trataba de seguir  la tarde del pasado lunes los movimientos que Carmen, instructora de aeróbicos del Municipio, realizaba al compás de las melodías que emanaban de un parlante.

Los ejecutantes de la también llamada bailoterapia se distinguían por  el color de sus ropas de deporte, pero compartían el entusiasmo que irradiaba la líder del grupo, sin que pareciera importar la edad,  destreza para ejecutar cada  ejercicio ni tan siquiera la negrura de las nubes circundantes que  hacían presagiar la cercanía de una tormenta de proporciones.

El escenario de la incesante actividad no era el parque La Carolina, el recientemente inaugurado Parque Urbano Qmandá ni alguno de los espacios recreacionales existentes en la ciudad. Se trataba, más bien, del patio del Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) del barrio La Roldós (noroccidente), uno de los más grandes de los casi 50 de este tipo de  infraestructura construidos por la Municipalidad en el Distrito y que este mes cumple su primer año de operaciones.

Adentro, el movimiento no era menor puesto que gran cantidad de gente participaba en los cursos, talleres y actividades de ayuda que se realizan de lunes a domingo, en su mayor parte durante las tardes. Otro tanto, en su mayoría padres de familia, averiguaba sobre la posibilidad de inscribir a sus hijos en alguno de ellos.

A más de los aeróbicos (el evento más popular de todos), las aulas de tareas dirigidas registraban también gran concurrencia; mientras que en un salón lleno de computadoras, una decena de personas atendía a una clase de ofimática (la aplicación práctica de la computación).

Según Daniel Gualoto, coordinador del CDC de La Roldós, un promedio de 5.300 personas ocupa cada mes las instalaciones.

En realidad, estas no se encuentran desocupadas prácticamente durante ningún momento de la semana pues a más de las actividades físicas (escuela de fútbol, taller de zancos, de defensa personal) y las de tipo educativo (clases de inglés, nivelación en diferentes materias, etc.), el lugar es utilizado por agrupaciones culturales de la zona, cuyos miembros ensayan allí. Además, en el sitio se realizan frecuentemente sesiones y encuentros de la comunidad, que antes se veía obligada a utilizar alguno de los planteles educativos del área o a acomodarse, cuando se la prestaban, en la precaria casa comunitaria.

Un grupo de jóvenes  desarrolla también un proyecto comunicativo, para el que aprovechan la existencia de una consola de sonido, en la que graban diversos programas que, a falta de una frecuencia de radio, emiten mediante un parlante los días sábados de manera continua; así, conocen su propuesta tanto quienes asisten al Centro de Desarrollo Comunitario aquel día como los vecinos que habitan en los alrededores.

Así mismo, el comedor existente es utilizado entre las 11:00 y las 14:00 por niños cuyos padres pagan para que sus hijos reciban alimentación por parte de un grupo de mujeres del barrio al cabo de sus actividades escolares.

El coordinador aseguró que las acciones que desarrollan en ese y en otros sitios similares del Distrito se planifican de acuerdo con las necesidades de las personas. De ahí que los horarios de atención, con ciertas variaciones, sean básicamente de 08:00 a 20:00 todos los días. así,  se cubren los horarios y las expectativas de la mayor cantidad posible de menores y adultos.

Del mismo modo, aseguró Gualoto, las actividades que se ejecutan se adecúan a la realidad de la zona y sus habitantes. “En algún momento intentamos abrir cursos de belleza, pero tuvimos que suspenderlos porque aquí, a diferencia de lo que conozco sucede en Cotocollao, no tuvieron demanda”, relató el funcionario municipal.

Otro ejemplo de ello es el hecho de que los cursos de inglés que se imparten no tienen la particularidad de módulos rígidos, sino que el proceso de avance se acopla al ritmo y conocimientos de quien estudia. “Unas personas avanzan más rápido que otras. Y no se trata de que el niño o adulto tenga como meta pasar de nivel, sino que realmente aprenda el segundo idioma”, afirmó el coordinador del CDC.

En términos generales, en el espacio existen actividades gratuitas y otras por las que se paga cantidades prácticamente simbólicas.
 Irene Sánchez, una de las participantes en la bailoterapia, afirmó que la presencia del sitio y la implementación de las diferentes acciones ha cambiado al sector.

“Antes, prácticamente no había nada qué hacer por aquí. Y lo que es peor, los jóvenes se dedicaban a los vicios por la falta de actividades. Ahora en cambio, prácticamente algún miembro de todas las familias asiste al CDC pues la gente está involucrada en alguna cosa. Yo, por ejemplo, vengo todos los días a sudar un poco con esto de los aeróbicos”, afirmó la mujer.

  La vecina de La Roldós añadió que el haberse integrado al grupo que se ejercita le ha hecho sentirse mejor y olvidarse “de los achaques y problemas” que antes la molestaban.

Carmen Chalá, quien acudió a inicios de esta semana para averiguar sobre cursos de computación, señaló por su parte, que quiere aprovechar la existencia de un lugar que brinde ese tipo de capacitación a precios convenientes para aprender informática.

La moradora del barrio Pisulí (adyacente a La Roldós) dijo que  espera que los conocimientos que adquiera le permitan mejorar su situación laboral en una cadena de venta de ropa.

En tanto que Ángel Guanín, habitante de una vivienda cercana al Centro de Desarrollo Comunitario, se congratuló por la apertura y potenciación del espacio. “La construcción y el funcionamiento del CDC incluso ha mejorado la plusvalía de los terrenos y la seguridad en la zona; pues como el movimiento de gente  ahora es constante e incluso hay guardias que cuidan el edificio, es posible caminar con tranquilidad por aquí”, contó.

En tanto que Rosa Asimbaya, quien vive en el sector de Pomasqui, aseguró que la creación del CDC en ese sector “fue como una bendición” para ella y su familia.

“Antes, los guaguas (sus nietos) pasaban solo viendo televisión. Pero ahora, les inscribimos en algunos de los cursos que organizan continuamente y la cosa es distinta”, sostuvo la moradora.  

Mayor acceso tecnológico

Con el fin de facilitar el acceso a los servicios de telecomunicaciones y a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en las diferentes administraciones zonales del Distrito, el Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (Mintel) y Municipio capitalino firmaron recientemente un convenio marco para la implementación de infocentros y megainfocentros en los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC).

La meta del acuerdo es implementar infocentros en los CDC de los barrios: Espejo, Guamaní, Atahualpa, Ferroviaria, San Diego, La Tola, Pomasqui, San José, La Merced, San Bartolo y Cotocollao, y megainfocentros en los CDC del Comité del Pueblo, Venecia y en el sector de Colinas del Norte.

El objetivo, de acuerdo con las autoridades tanto del Gobierno Nacional como del local es contribuir de esa manera al cierre de la brecha digital que existe entre la población quiteña, en particular, y ecuatoriana, en general.

La conectividad en esos espacios será proporcionada por la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT).

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