Limpieza de los ríos de Quito arrancaría a partir de diciembre
Agua limpia empezaría a correr por los ríos y quebradas de la ciudad a partir de 2014, pues el Municipio prevé iniciar en breve la construcción de dos de las nueve plantas de tratamiento de aguas residuales previstas edificarse hasta 2018.
La ciudad necesita en total 20 de estas estructuras y el costo total del proyecto está calculado en 600 millones de dólares.
Los primeros interceptores (tubería y drenajes) de agua se construirán en torno a las quebradas Ortega, Sansayacu, Río Grande, Capulí y Caupicho (sur). Adicionalmente, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) planea establecer 200 kilómetros de interceptores en las 15 parroquias rurales del Distrito.
Mientras que la primera central de tratamiento en edificarse será la de Quitumbe (ver gráfico), que ya se encuentra adjudicada y requerirá una inversión de 12 millones de dólares. La obra se ejecutará a principios de diciembre. En tanto, la planta del Beaterio sería construida en el primer semestre del próximo año.
La planta de Quitumbe trataría 150 litros diarios de aguas negras y la del Beaterio 350 litros, que devolverá líquido limpio a las quebradas que desembocan en el río Machángara. Según Othon Zevallos, gerente de la Epmaps, el sistema de descontaminación arranca con la construcción y cambio de las redes del drenaje fluvial, en lo que se invierten unos 15 millones de dólares anuales. Ahora, las redes de drenaje son combinadas; es decir que se distribuyen las aguas servidas y las de lluvia, por lo que la Municipalidad ha construido en los últimos años nuevos colectores que, unidos a la antigua canalización, permiten la conducción por separado de los líquidos.
“Las viejas redes serán utilizadas para las aguas servidas y las nuevas para el agua lluvia. Esto es importante porque nos permite separar el líquido, permitiendo, a su vez, que las aguas negras sean conducidas a las plantas de tratamiento que vamos a construir”, indicó el gerente de la Epmaps.
Las aguas servidas que serán recogidas por la red de interceptores son el 80% es de origen doméstico y el 20% industrial. Y una vez en el espacio de descontaminación, el líquido será sometido a procesos químicos, físicos y biológicos, los cuales generarán las condiciones adecuadas para que bacterias especiales degraden la materia orgánica. Posteriormente, el agua será filtrada para eliminar los sedimentos grandes y no tratables para, enseguida, desinfectarla y devolverla a los cauces de la capital.
El plan también se extenderá a los valles, pues se pretende descontaminar los ríos San Pedro, Pita, Chiche y Guayllabamba. Además, se intervendrán las quebradas del sector El Trébol hacia el norte de la ciudad. Desde esa zona se construirá un túnel de 34 kilómetros que llegará a la planta de tratamiento principal, que estará ubicado en el sector Bindobona, en la parroquia San Antonio de Pichincha.
Rosa Ortega, quien vive hace 25 años en el barrio Paluco, en el centro-norte, a orillas del río Machángara, afirmó que será un sueño cumplido el día que vea limpio el río, pues los olores que emana vuelven insoportable su vida y la de su familia, incluso los enferman.