Las vendedoras de 7 mercados quiteños ‘golean’ al estrés (Video)
Martha Quilachamín (82 años) no usa lápiz labial, pero la semana anterior se arriesgó a maquillarse por primera vez. No fue un día común para la vendedora del mercado de Píntag. Sus compañeras le propusieron representar al equipo de fútbol como madrina y le fue muy bien. “Por eso me arreglé un poquito; no sirvo para esas cosas”, contó la mujer de largas trenzas, quien usa en las orejas grandes aretes de oro con una perla blanca al final.
En el cuarto campeonato de fútbol que se inauguró en la Federación de Ligas Barriales, en Quito, Quilachamín sobresalió del resto de madrinas de los equipos, que al contrario de ella usaron minifaldas. Martha vistió una larga falda casi al ras del piso, con doble enagua blanca, que a ratos sobresalían por los pliegues de su pollera.
A Quilachamín le costaba caminar con tacos. Agarrada fuertemente del brazo de Nelly Llumiquinga, capitana de su equipo, recibió abrazos y felicitaciones de sus compañeras. “¡Bien Marthita, así se hace, quedó muy bien Píntag. Ahora sí, a ganar el campeonato”, le dijo una de sus compañeras. Mientras Quilachamín presumía su banda.
Posó para sus compañeras sin soltar una pelota de fútbol, que fue uno de los regalos que recibió por su triunfo. “Decidimos escoger a Marthita porque aparte de ser una gran persona, queremos resaltar el valor de los adultos mayores y lo que ellos dejan para nosotros”, dijo Llumiquinga.
Los altoparlantes detuvieron la canción ‘Lejos de ti’, de Gerardo Morán y se anunció el primer partido del torneo: Mercado Arenas vs. Cotocollao.
“No se irán compañeras, a demostrar que este año seremos campeonas”, instó María Molina, una de las directoras técnicas del equipo de Cotocollao. Con tablero en mano, Molina distribuyó a sus compañeras en la cancha. El año pasado quedaron en tercer lugar, pero ahora esperan ganar.
Carmen Yasaca (37 años), usando una falda y medias negras hasta la rodilla y un buzo amarillo fosforescente, se puso en el arco. “No hay que dejarse hacer goles compañeras, a jugar”, motivó.
En las gradas se colocaron las barras. A la izquierda estuvo Cotocollao y a la derecha, el Mercado Arenas. “¡Se ve!, ¡se siente, ¡Cotocollao está presente!”, gritaron los fanáticos del primero. “Agua, jabón y deja, ¡mi equipo no se deja!”, respondió la hinchada del Arenas. Luis Salguero es el director técnico de ese equipo. “Juegan de igual a igual”, contó. Salguero siguió perplejo el cotejo de sus compañeras. A ratos abría los ojos; otras veces, en cambio, se agarraba la cabeza con sus manos.
“Vamos, Blanquita, demuestre quién manda en la cancha”, gritó Eloísa Minda (28 años). La joven cambió las medias nylon y zapatos de tacón por los pupos y las canilleras, sin quitarse el maquillaje. En la cancha es mediocampista. “Aprendí jugando con mis hermanos”, dijo la chica, que se distingue del resto por las franjas rojas en su cabello.
En la cancha, el partido era duro. En más de una ocasión, Hugo Tamayo, árbitro del cotejo, les pidió calma. Las jugadoras abrieron sus espacios esquivando al rival incluso con chilenas o simplemente picando el balón sobre la cancha de tierra. Fair play, pidió Tamayo, quien piensa que las mujeres juegan más duro que los hombres. “Van con todo”, sentenció el juez.
Para las vendedoras de Cotocollao, en la cancha, Blanquita Barros (32 años) es una bala. “Así igualito como vende la carne asada. Saca el producto y se acaba”, bromeó Rodrigo Salazar, administrador de los mercados. Barros juega desde los 17 años y, según sus compañeras, ya le invitaron a participar en Campeón de Campeones, que es el torneo que disputan los ganadores de las ligas barriales. “El fútbol quita el estrés del mercado”, dijo. El partido acabó y el altoparlante detuvo la música por segunda ocasión para anunciar el triunfo de Cotocollao 2 a 0. “Seremos campeones”, gritó Barros. La música volvió y la canción ‘La llamada de mi ex’, de Morán, siguió tocando. Recién se inició la fiesta.