“En las unidades de transporte público hay unos que te cobran $ 0,10  y otros  $ 0,12. No hay algo definitivo, depende únicamente de la persona que cobre los pasajes”, cuenta Christian Salinas, una persona con discapacidad visual y usuario frecuente del servicio.

A principios de año el Cabildo capitalino y los transportistas acordaron aplicar un modelo de compensación monetaria a las cooperativas, que asciende a $21 millones anuales, con el fin de no elevar la tarifa del transporte urbano y con la condición de mejorar el servicio al cliente.

Dentro de ese acuerdo se convino mantener el valor de los pasajes en $0,25 para el público en general, $0,12 para los estudiantes y $0,10 para las personas con discapacidad. Asimismo, la Ley Orgánica de Discapacidades en su artículo 71 garantiza que las personas con discapacidad “pagarán una tarifa preferencial del 50% de la tarifa regular en los servicios de transporte terrestre público y comercial, urbano, parroquial o interprovincial, así como en transporte aéreo nacional, fluvial, marítimo y ferroviario”.

No obstante, de acuerdo a la experiencia de Christian, esto casi no se cumple: “A veces entrego una moneda de $0,50 y me entregan una de $0,25. Cuando he reclamado me piden disculpas pero me cobran los $0,12.

La verdad es que casi nunca he reclamado por 2 centavos, pero cuando lo he hecho la respuesta que recibo es que no tienen los tickets de 10 centavos. La contabilidad de su trabajo la hacen en base a cuántos papeles hayan entregado”, manifestó el usuario.

En base a esto el presidente de la Corporación de Movilidad del sector de los transportistas y representante de la cooperativa Translatinos, Jorge Yánez, explicó que para el cobro de pasajes a personas con discapacidad se pide el carnet del Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades (Conadis) o simplemente se hace una verificación visual.

A pesar de que las cooperativas no cuenten con los tickets de 10 centavos (ver gráfico) -según el dirigente- sí se estaría cobrando lo establecido por el Cabildo capitalino.

Además de que se estaría proponiendo establecer un nuevo sistema de conteo de pasajeros a través de cámaras y un control de velocidad por medio del sistema de posicionamiento global (GPS por sus siglas en inglés) para garantizar la calidad del servicio.

El próximo mes se cumpliría el segundo trimestre de vigencia del sistema de compensación. En junio pasado el Municipio presentó los resultados del primer trimestre de la evaluación del sistema e indicó que de las 2.385 unidades que circulan en la capital, 101 no estarían funcionando por problemas mecánicos y 470 no tienen caja común o no habrían aprobado el índice de calidad.

De acuerdo con la vicealcaldesa, Daniela Chacón, el Municipio calificó en base a 32 parámetros, que se resumen en 9 puntos: el buen trato a los usuarios, respeto a los límites de velocidad, respeto a las paradas y a los usuarios, entre otros.        

Yánez explicó que el gremio de transportistas espera que con las recalificaciones, desde la próxima semana, algunas de esas unidades ingresen al sistema de compensación. Sin embargo, no todos los usuarios han visto una mejoría.

Carmen Mena, de 56 años, considera que la calidad del servicio  no es buena y reclama que, incluso a veces, le cobran pasaje completo ($0,25). De igual forma, Julia Fierro y Nancy Maiques coinciden en que los transportistas no son cordiales.

Por otro lado, Gina Barahona señala que ahora los buses sí respetan las paradas. Para el conductor Eduardo Guamán, eso se debería a que existe mayor control por parte de los agentes metropolitanos. (I)