El número de reportes de estallidos o fugas de gas se incrementó en los últimos años
La reparación de cada casa afectada por la explosión costaría más de $ 1.000
El temor aún persiste entre los moradores del sector Kennedy (al norte de Quito), luego de que una acumulación de gas licuado de petróleo (GLP) ocasionara una fuerte explosión que afectó el pasado jueves a 60 edificaciones.
Restos del concreto, madera y vidrios todavía se encontraban regados hasta ayer a una cuadra alrededor del lugar del siniestro. Al interior de otras casas cercanas, también había escombros.
Un informe preliminar, entregado por el Ministerio Coordinador de Seguridad, indicó que una hornilla quedó prendida durante toda la noche, dentro del local donde funcionaba una tienda. Esa sería la causa del estallido.
El panorama atraía la mañana de este viernes a decenas de curiosos que se acercaban a observar los destrozos. Mientras que los dueños de los inmuebles que resultaron con daños retiraban los escombros, incluso con sus manos.
Algunos no perdían la esperanza de que las autoridades los ayuden con recursos para reparar los destrozos. No obstante, el secretario de Seguridad del Cabildo capitalino, Juan Zapata, indicó anteayer que en este caso no se puede aplicar el Fondo de Emergencia, porque no se trata de una emergencia de origen natural.
Asimismo, los damnificados no se contabilizan como personas bajo la línea de pobreza, como estipulan las normas municipales.
La vivienda de Trajano Saúl Guayaquil (78 años) fue una de las más afectadas. Su mirada se perdía cuando desde lejos observaba la destrucción. “Las autoridades municipales nos dijeron, el jueves, que por ser este un barrio residencial no podrán apoyarnos. Espero que revean esta decisión, pues solo arreglar mi casa me costaría alrededor de $ 1.600”, dijo el anciano.
Según el hombre, el barrio surgió hace 40 años con el nombre de ciudadela Virgen del Quinche; posteriormente el nombre fue cambiado a ciudadela Bonanza.
María Elena Cadena, una de las primeras moradoras del sector, comentó que en sus inicios el sitio fue pensado únicamente como un espacio residencial, pero que el desarrollo urbano convirtió al barrio en una zona comercial. “Esperamos que las autoridades municipales controlen de mejor manera las cosas, pues en este sector hay restaurantes, panaderías, veterinarias, peluquerías y depósitos de gas”, reclamó Cadena.
Los propietarios de la mecánica en cuyo interior funcionaba desde hace 3 meses la tienda donde ocurrió la explosión estiman que sus pérdidas ascienden a $ 200 mil.
Jaime Baquero, administrador del negocio, indicó que no solo este resultó destruido, sino que la onda expansiva afectó también la casa de su padre. Aída Silva, propietaria de una de las casas de los alrededores, aseguró que el reemplazo de los ventanales de su vivienda le costará alrededor de $ 1.200.
La reparación de las moradas y locales preocupa a los damnificados, pues a pesar de que el barrio no es considerado de clase popular, los dueños de las viviendas aseguran que es difícil obtener los recursos necesarios con brevedad.
Mayra Arellano es dueña de un negocio de cortinas, que fue instalado hace 15 días. Su local también requiere de reparaciones a causa de la explosión. “Ese día (el jueves) significó una pérdida para nosotros, pues por causa de los destrozos no podemos trabajar con normalidad”, se quejó la mujer.
De igual manera, Yolanda Bustamante, propietaria de la cevichería Sabor Manaba, dijo que aunque su negocio tuvo pequeñas afectaciones, le preocupaba que por los arreglos que tiene que realizar, sus clientes dejen de llegar.
Datos del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ) muestran que las emergencias relacionadas con el mal manejo del combustible usado para cocinar y calentar agua han tenido un constante incremento en los últimos años.
Así, mientras la institución atendió y recibió el reporte de 594 eventos entre fugas de gas y explosiones en 2012, de enero a diciembre del año pasado este tipo de hechos totalizaron 2.114. En 2013 fueron 688 y en 2014, 946.
El CBQ recomienda a los ciudadanos tener precaución con el manejo de este tipo de combustible, es necesario revisar permanentemente mangueras, válvulas, etc. En el caso de los calefones, deben recibir mantenimiento una vez al año. (I)