Felipe Salgado, un joven conocedor de las normas de supervivencia en las zonas de alta montaña, vivió una “anécdota interesante” —como la describió después— durante una excursión al volcán Ruco Pichincha el 19 de junio de 2013.

Felipe, originario de Lloa (occidente) inició su trayecto aquel día en compañía de Édgar Catucamba, otro vecino de la parroquia rural quiteña, y de Byron Arias, un guayaquileño que llegó a la capital en busca de aventura.

Aquel miércoles tras alcanzar el refugio de la montaña, el grupo se dirigió al cráter. Sin embargo, casi al llegar, la altura y el frío afectaron al ciudadano porteño, lo que obligó al trío a dormir allí. Entre tanto, la tardanza en su retorno preocupó al cuidador del refugio, Hugo Yuccha, quien salió a buscarlos luego de reportar su supuesta pérdida.

La alerta movilizó a miembros del Cuerpo de Bomberos, de la Policía y las Fuerzas Armadas, que al amanecer del 20 de junio emprendieron un operativo de rastreo.

Paradójicamente, mientras en la ciudad la gente esperaba el desenlace de lo que se preveía como una posible tragedia, las familias de Felipe y de Édgar aguardaban noticias, pero en calma.

La previsión y conocimiento del montañista lo había hecho tomar 2 medidas importantes para este tipo de casos: primero avisar, al menos, a una persona sobre el destino del viaje y el itinerario previsto; y segundo, llevar un radio con el que Salgado se comunicaba con uno de sus tíos, Pablo Ramos, y le comentaba la situación. Al final, el trío volvió a sus respectivos hogares en buenas condiciones de salud.

Pero no todos los casos tienen un ‘final feliz’ como ese. Así, el cadáver de la guayaquileña Andrea Pérez Dumani (27 años) fue rescatado del mismo volcán Pichincha el 8 de agosto de 2008, luego de 4 días de intensa búsqueda. El cuerpo fue encontrado en el llamado ‘Paso de la muerte’ y su recuperación tardó cerca de 4 horas debido a la inaccesibilidad de la zona.

Sucesos similares a estos son comunes durante la época de verano cuando, sobre todo, jóvenes se aventuran a salir de paseo a las áreas rurales del Distrito, sin tomar las precauciones adecuadas.

Según datos del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ), todos los períodos vacacionales se registran personas extraviadas en las montañas capitalinas; en especial en el Pichincha, Pasochoa y Casitagua.  

Eber Arroyo, comandante del organismo, señaló que para realizar una excursión es necesario planificar con anticipación la ruta, informar a las autoridades la hora de salida y de retorno previstas y mantener contacto permanente con las autoridades o familiares.

Arroyo mencionó que los factores comunes en los casos de extravío en la montaña son el desconocimiento de los caminos y la permanencia por más tiempo del debido en el lugar, cuando la neblina suele caer en esas áreas. “Si usted está perdido, nunca trate de salir por cuenta propia, porque se va a perder más; trate de tranquilizarse y reporte el extravío”, sugirió el uniformado.

Otro factor de perdida en las montañas es que el visitante no sigue los senderos señalizados y esto provoca que se desvíe del camino.

Patricio Tisalema, montañista profesional, recomendó que las personas que quieran realizar una excursión se prepararen conociendo el lugar a donde van a ir y su nivel de riesgo. Indicó que los grupos o las personas interesadas por esta actividad pueden realizar cursos de ascensionismo.  

Cuando en los campamentos vacacionales se prevé realizar salidas de reconocimiento, paseos o excursiones, los bomberos sugieren a los directores de esos cursos que tomen en cuenta la edad de los pequeños para planificar las actividades. Por ejemplo, se desaconseja caminatas en alta montaña con niños menores de 8 años.

También es necesario que los grupos vacacionales, al momento de realizar un ascenso, se comuniquen con el ECU911 y soliciten abrir una ficha de seguimiento al CBQ, para que en la institución de socorro estén pendientes de si se cumple la hora de retorno.

Mónica Espín, directora del curso vacacional Magma (Tumbaco), comentó que en las excursiones es necesario tener mucho cuidado en el manejo de los niños porque carecen todavía de una buena capacidad de orientación, aunque aconsejó la realización de este tipo de actividades adoptando las debidas precauciones.

Entre tanto, Wiliam Benavides, oficial de las FF.AA. y director del club vacacional del Club El Nacional, comentó que cada año mientras dura el curso se escogen 2 espacios para caminatas. El primero es el parque Metropolitano y el otro, el Zoológico de Guayllabamba. Añadió que antes de salir a estos lugares, un grupo de prevención verifica las rutas, los accesos y los sitios seguros para los participantes y que antes de salir del centro, los niños reciben una charla sobre precaución y seguridad.

DATOS

Quito turismo ofrece rutas de montaña y ciclismo alrededor del Distrito durante la época de verano; entre ellas, Cruz Loma, el Chaquiñán y Lloa-Palmira.

En la  página web  de Quito Turismo (www.quito.com.ec/rutas) se especifica el nivel físico de la ruta, su nivel técnico, mapas del sitio, ubicación de puestos de  servicio, de alimentación e hidratación.

Los grupos vacacionales deben acercarse al Cuerpo de Bomberos Quito con anticipación para solicitar que se abra una ficha de seguimiento, lo que garantiza que se realice un monitoreo del grupo de excursionistas.

Los cursos vacacionales deben tomar en cuenta las recomendaciones que emite el CBQ y determinar qué montañas, cerros y volcanes se ajustan al nivel físico de los niños y jóvenes. El CBQ indicó que niños menores de 8 años no deben ser llevados a excursiones de alta montaña.