Una leve llovizna sorprendió ayer a los capitalinos, pues tras una ola de incendios forestales que  consumieron alrededor de 400 hectáreas en el Distrito desde junio pasado, confían en que el agua ayude a menguar los incidentes. Los episodios más críticos se produjeron hace una semana con los flagelos del cerro Auqui y el parque Metropolitano.

Jorge Jaramillo, de 52 años, hace deporte los fines de semana y con una sonrisa en el rostro comentó que ya era hora de que lloviera, ya que los residuos de la vegetación quemada se propagaron por a los barrios.

Cabe mencionar que a partir de septiembre, el clima entra en una fase de transición, es decir, pasa del calor y sequedad del verano a las lluvias del invierno. Por ello, la llovizna del fin de semana.

Sin embargo, Lincon Cevallos, del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), señaló que aún no hay una fecha precisa para el inicio del invierno, pero “las pequeñas precipitaciones son porque a nuestro país ingresa una faja nubosa desde el noroeste del continente por efecto  de  los vientos”.

La llovizna, informó  el Inamhi, también se presentó en Carchi e Imbabura, pero la intensidad de la faja nubosa variará en la semana.

Para Raúl Ponce, mayor del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ), la lluvia  de ayer  contribuye a reducir  el índice de conatos e incendios forestales porque el suelo se humedece. “Diariamente se registran 30 provocaciones de incendios, entre conatos, quemas forestales y agrícolas, pero hasta que no se acabe el verano siempre existirán estas situaciones”, precisó. Aclaró que el Plan Fuego estará vigente hasta el 15 de octubre.

Lamentablemente, la lluvia también incidió en los accidentes de tránsito. La mañana de ayer, cuatro vehículos perdieron pista debido a la calzada mojada; tres de ellos en la avenida Simón Bolívar y uno en la calle  Velasco Ibarra. Los conductores que a esa hora circulaban por la avenida Simón Bolívar también atribuyeron el hecho a la falta de visibilidad por la neblina.