La figura de la virgen concentra parte del imaginario quiteño

Roberto Cifuentes (40 años) es taxista desde hace 18 años. A finales de 2016, cambió su vehículo por un Hyundai del año. Apenas lo tuvo en sus manos, planificó un viaje con su esposa y sus 2 hijos a la parroquia El Quinche, en el nororiente de Quito.

El objetivo era llegar al santuario dedicado a la virgen que se venera en el sitio y hacer bendecir su carro para “librarlo de robos, choques o cualquier otra cosa”.

Roberto afirma que se trata de una tradición familiar que se respeta desde los tiempos de su abuelo.

Pero los Cifuentes no son los únicos que hacen bendecir sus automotores en El Quinche. Cada fin de semana, decenas de familias acuden al  templo mariano con ese objetivo.

Además, cientos de personas llegan a la parroquia para rezar a la imagen, agradecerle por algún favor recibido o solicitarle algo.

Esa representación de la virgen es probablemente la más popular en Quito y su zona de influencia: la romería al santuario que se realiza cada año a fines de noviembre congrega a más de 500 mil personas.

Con ser la más popular no es, sin embargo, la única. En la capital se veneran a muchas advocaciones de la madre de Cristo.

Otra que cuenta con muchos devotos es la imagen de la virgen de Los Dolores, más comúnmente conocida como La Dolorosa.

Esta figura, representada en un cuadro, está asociada con el milagro que se le atribuye. Este hecho habría ocurrido en abril de 1906, cuando la imagen habría parpadeado por varios minutos ante profesores y alumnos en el excolegio San Gabriel, ubicado en la calle Benalcázar, en el Centro Histórico.

“La ‘Lolita’ es buena”, asegura convencida Isabel Puertas (81 años), vecina del noroccidente quiteño, quien afirma ser su devota desde niña y no faltar a ninguno de los ritos y actividades que se realizan alrededor del aniversario del milagro de La Dolorosa.

“Hasta que la vida y la virgencita me den fuerzas”.

Las 2 imágenes son las representaciones marianas más reconocidas junto con otras como la de La Merced (guardiana de la ciudad), Guápulo y del Perpetuo Socorro. Sin embargo, existen otras versiones de la figura religiosa con una fuerte aceptación popular.

Una de ellas es la virgen del Cinto, cuyo templo se halla al suroccidente de la ciudad, a unos 10 minutos de la av. Mariscal Sucre, en dirección a la parroquia Lloa.

La tradición señala que el mariscal de Ayacucho habría dejado su cinturón en la iglesia en su ascenso al Pichincha, encomendando a la virgen el resultado de la batalla que liberó al Ecuador. De ahí proviene el nombre.

Pero existen, también, otras representaciones marianas relativamente poco conocidas.

Está, por ejemplo, la virgen del Camino, una imagen ubicada en una urna a un costado de la vía que conduce a Nono. Algunos transportistas, sobre todo entre quienes viajan al noroccidente tienen fe en ella.

Una imagen reciente es la que se venera en la parroquia Llano Chico (nororiente), cerca de la quebrada de Chaquiscahuayco y que lleva ese nombre.

Esta devoción surgió por 2007, luego de que un grupo de moradores afirmara que la virgen se les aparecía sobre una roca ubicada en el camino que lleva a Llano Chico. (I)