El sismo más fuerte registrado en la capital fue de 6,4 grados y ocurrió en 1587
La falla de Quito es una compañera constante y peligrosa para los capitalinos
El sismo de 6,3 grados ocurrido el 30 de junio frente a las costas de Manabí fue un recordatorio de que Ecuador es un país sísmico. Y la capital no es la excepción, pues se asienta cerca de lo que se conoce como la falla de Quito.
El movimiento más fuerte producido por la falla del que se tenga registro tuvo una magnitud de 6,4 grados y se produjo en 1587.
Un evento de esas características tendría, en la actualidad, un fuerte impacto en la ciudad por el crecimiento de la urbe.
Alexandra Alvarado, directora del Instituto Geofísico, afirma que el peligro es latente.
De acuerdo con un análisis del investigador Hugo Yepes, publicado en 2014 en el portal web del Geofísico, esta estructura geológica consiste en una falla inversa: la zona de Quito se levanta respecto a los valles en contra de la fuerza de gravedad por fuerzas de compresión tectónica que empujan al continente desde el Occidente.
Según Yepes, la falla recorre a lo largo de las pendientes que miran hacia los valles de Tumbaco y Los Chillos, colinas que marcan el borde oriental de la ciudad y que las conocemos como las lomas del Tablón (frente a Amaguaña), Puengasí, Lumbisí, El Batán, La Bota y Bellavista-Catequilla en el extremo norte de la estructura y Calderón.
La incapacidad científica para predecir movimientos tectónicos hace que la única posibilidad de sobrellevarlos cuando se produce es estar preparados.
Alvarado recomienda, sobre todo, que se cumplan con las más estrictas normas de construcción y que se prepare a la población para afrontar eventos de este tipo.
“Sabemos que esta falla tiene períodos de movimiento de sismos bien largos en el tiempo”, explica Alvarado. Agrega que la falla tiene la capacidad de producir sismos moderados e incluso sobre los 6 grados de magnitud.
Un ejemplo de su poder es el sismo de 5,3 grados ocurrido en 1990 que afectó severamente a la zona de Pomasqui. (I)